Doblan las campanas (2/2)
29 Mar 2021Manuel
Han pasado casi dos semanas.Una ingente cantidad de saltos entre sistemas, así como de toneladas y toneladas de medicamentos entregados (y no, esta vez no me dedique exclusivamente a mis simpatías y lealtades para el imperio, cubrí las rutas a todas las estaciones a mi alcance, de la potencia, sabor o fragancia política que fuere), y cuanto refugiado pude acoger y evacuar... Quizás fuere una minúscula cantidad de lo necesario, un ínfimo esfuerzo en pos de una crisis terrible y atroz, quizás hasta irrelevante, pero hice hasta donde pude y cuanto me fue posible.
Retumbaba en mi mohoso cerebro, las lineas de un arcaico poema terráqueo, que clamaba la hermandad de la especie humana, que mas o menos recuerdo decía:
Ningún hombre es una isla
entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra,
toda Europa queda disminuida,
como si fuera un promontorio,
o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla;
la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes
por quién doblan las campanas;
doblan por ti.
Y bueno, entre cavilaciones filosóficas, y un cierto humanismo emergente (un "humani-sismo" de intensidad 6 en mi escala moral sísmica), seguí dedicado a las labores.
Así que, sigo sin entender como es que diseñaron los espacios para pasajeros, en contraposición con las bahías de carga y la magnitud de las naves que operamos los comandantes "civiles".
Vamos, que se me hernia el cerebro pensado que, si volamos en naves de mas de 150 metros de largo ( ¡lo que un maldito edificio de 30 - 40 pisos!), ¡¿como demonios es que la máxima capacidad de pasajeros de una nave clase "Anaconda" (con medidas de ¡155 x 62 x 32 metros y una masa de 400 toneladas!) sea de 202 personas?!! vrs 470 toneladas de carga, y eso en una nave desprovista de cualquier otro modulo salvo secciones de pasajeros (económicas claro esta...)
Ni que los pasajeros viajaran portando trajes Remlock hiperblindados de 2 toneladas cada uno, o que pesaran mas que un vehículo explorador de superficie (y que hay gente grandes eso que ni que...pero son personas, no cetáceos lo que evacuábamos de las estaciones).
Tras múltiples idas y venidas, conseguí suficiente cercanía a las potestades federales como para adquirir una de sus naves, quizás una de las naves "civiles" (o mejor dicho, una nave desmilitarizada tan vez).
La nave pesada clase "Federal Corvette" ostentaba una ligeramente mejor capacidad de transporte para pasajeros (212 en este caso), así luego de realizar un "trasplante" de módulos y demás órganos entre ambas la "anaconda" y esta nave, seguí en faena.
Para cuando dejaron de arder las estaciones, seguí usando la nueva nave, para acarrear mercancías y demás materiales para la atención de supervivientes y los trabajos de reparación/reconstrucción.
En esas visitas, a la vieja estación en Achenar, en uno de tantos acoplamientos, vi que ahí seguían las mismas palmeras flanqueando la zona de aterrizaje, incólumes, majestuosas pese a humildes, tímidos recuerdos de la antifragilidad de la vida y su capacidad de sobrevivir.
Palmeras que sobrevivieron las explosiones, la descompresión súbita, los frenéticos esfuerzos de evacuación, los aterrizajes apresurados, el fuego y las enzimas alienigenas (capaces de devorar en segundos naves blindadas).
Palmeras que fueron desarraigadas de alguna superficie planetaria (o donde hayan sido sembradas), transportadas a través del vació sideral y colocadas como "adorno" en las estaciones espaciales al ser inauguradas.
Palmeras descendientes de innumerables especímenes migrados desde la vieja Tierra, durante el éxodo de la especie humana a las estrellas.
Palmeras que en la historia antigua de la Tierra, se decía que habían cruzado océanos, únicamente gracias a la capacidad de flote de sus frutos (cocos les llamaban), llegando a costas desconocidas, milenos antes que cualquier humano.
Palmeras con una historia que se pierde en las brumas de las eras geológicas que anteceden a cualquier mamífero terrestre, cuando los titanes reptilianos dominaban el planeta...y resistiendo lo que fuera que acabara con los lagartos gigantes.
Esas humildes decoraciones botánicas, has sobrevivido a catástrofes de escala inimaginable, han resistido y medrado a lo largo de millones de años, cruzado océanos y años luz; son un canto de la capacidad para sobrevivir de las formas de vida.
Quizás haya recuperado un poco de esperanza gracias a esas plantas leñosas.