Ecce homo
12 Apr 2021Manuel
Por ahora vamos lento.6 saltos hiperluminicos en 3 días (uno de ellos cortesía de una estrella de neutrones bastante amigable) y varias escalas para aterrizar, colectar materiales en la superficies planetarias, y demás faenas.
En medio de esos recorridos, he podido encontrar diversas formas de vida y esplendor; los arboles "de cerebros", las "anémonas", y los "cristales metálicos".
No deja de estremecerme la increíble capacidad de "LA VIDA", (si, así con mayúsculas y énfasis) para medrar do quiera sea posible, y mas aun, donde pareciera imposible. En extrañas rocas desprovistas de cualquier remedo de atmósfera; en plutonianas bolas de hielo y roca; en el vació estelar, flotando a la deriva sin razón o sentido; tan ajenas a nuestra concepción de lo que es vivo y de lo que no, que solo podemos especular (y lo hemos hecho durante milenios) que tanto faltara por descubrir.
Cada paso que valientemente damos hacia el abismo ignoto ahí fuera, nos acerca a los terrores y maravillas que yacen tras un fino y desconocido velo; asomarnos detrás es la quintaesencia del vagabundo, del peregrino entre las estrellas, del errante y curioso navegante que boga en pos de "lo que sigue"; la siguiente estrella, el siguiente planeta, la próxima expedición.
Vivimos con un pie en el presente, y el resto del ser en la futura expedición, esperando sentirnos completos, vivos, trascendentes.
El infinito es una madeja de hilo que amamos desentrañar; casi como si al conocer el vació exterior, nos descubriéramos a nosotros mismos.
Casi.