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Mi nombre es Valtival Zaroca de Karsuki Ti.

Nací en el vientre metálico de una Type 7 a mediados del 3250 durante el trayecto de un convoy comercial. Mi familia se dedicaba al comercio, de los que nacen, viven y mueren a los mandos de un transporte, siempre de aquí para allá. No me intepretéis mal, no me quejo de la vida que llevaba, aunque a veces era dura ...como la de cualquiera que quiera ganarse la vida a bordo de una lata orbitando un pedrusco del espacio.

Al poco de tener edad suficiente como para liderar mis primeros convoyes el FSD de la nave en la que iban mis padres tuvo un problema durante un salto y nunca volvimos a saber de ellos. No hace mucho escuché que la presidenta de la Federación desapareció de una forma similar y desde entonces no he podido evitar pensar si estarían relacionados ambos accidentes.

El tiempo fue pasando y fui ampliando las miras del negocio, quizá también impulsado por el deseo de recabar información acerca de lo que le sucedió a mis padres. Finalmente acabé amasando una pequeña fortuna y la empresa contaba con cientos de emplados. Acabé casándome en Selkadiae, lugar donde me establecí tras nacer mi primera hija, y aunque viajaba frecuentemente a Karsuki Ti fui dejando de volar tanto. Todo parecía ir bien.

Parecía.

Poco a poco empezaron a aparecer inspecciones imperiales por denuncias anónimas de transporte de supuestos cargamentos ilegales, algunos trabajadores desaparecían y nunca más se volvía a saber de ellos, hasta que finalmente alguien hizo aparecer un montón de dinero en efectivo en mi nave personal y triplicó los créditos que había en las cuentas de la empresa. Juicios y más juicios.

Finalmente se demostró que todo era falso, pero había gastado una fortuna en demostrarlo, además la fama de la empresa se vino abajo y nadie quería trabajar con nosotros. Era el fin.

Finalmente para saldar deudas e intentar reestablecer el honor ingresé como esclavo imperial. Eso era lo que buscaban desde el principio, obligarme a desaparecer. Durante los 25 años que pasé enterrado en las minas de paladio de Hollos lo analicé una y otra vez. Hasta que pude comprobarlo con mis propios ojos. La codicia de la familia de mi mujer no tenía límites e hicieron lo posible por hacerme desaparecer, apropiarse de la empresa y desaparecer del sistema con todo el dinero que quedase.

Supe que mi mujer murió en las calles de Selkadiae, de neumonía o algo parecido. Sin dinero y sin apoyos de ningún tipo. De mi hija no tengo noticias. La sigo buscando mientras hago lo posible por lograr la abolición de la esclavitud. No me fio de Aisling, pero la considero un medio para conseguirlo. Mis ojos han visto la vida que pasan los esclavos, imperiales o no, y poco o nada tienen que ver con lo que ponen los papeles. Ningún ser humano debería ser tratado de esa manera. Éramos lo más bajo dentro de lo bajo y a nadie le importaba que salieses o no con vida de las minas. Simplemente te reemplazaban.

No puedo recuperar a mi familia. Pero puedo impedir que otros pasen por lo mismo, haré lo que pueda para abolir la esclavitud y que a nadie se la vuelvan a jugar así.

...y si encuentro a los responsables entre las estrellas, yo seré lo último que vean.