Pese a los esfuerzos de su familia por no alejarse del nido, estuvo determinada a ser testigo de lo que hay más allá de su planeta. En sus primeros viajes tuvo un enfrentamiento con piratas del que logró escapar pero, si bien lo logró, los multiples impactos ocasionaron fallas en su nave y generó que una pieza pequeña estrelle contra su rostro ocasionando una cicatriz. Este recuerdo la persiguió un tiempo hasta que logró controlarlo y, queriendo estar preparada para estas situaciones, se convirtió en una caza recompensas que la ayudó a entrenarse en el combate. Extraña a su familia, pero el espacio es su hogar ahora y quiere vivirlo hasta que el destino le diga: "hasta acá llegó tu viaje, Comandante."