Tras años viajando por el espacio se pierde la noción del tiempo. Al tornar la vista atrás apenas quedan recuerdos felices de una infancia lejana que, en muchas ocasiones, mi memoria desdibuja hasta amoldarlos a aquello que querría recordar para dotar de sentido a una vida errante, sin un lugar al que llamar hogar, sin familia, sin nada..
Sólo yo y mis naves dando tumbos por el proceloso universo, intentando congraciarse con el calor humano de charlas intrascendentes en los bares de las estaciones espaciales y amores fugaces que se olvidan tan pronto cesa el contacto físico.
Alguna vez soñé con expandir por la galaxia esos valores que supuestamente hacen al ser humano algo único: Valor, respeto, conocimiento y amor. Pero sólo son quimeras. Desde que el ser humano puso su primera huella en la faz de la tierra nada de eso ha prevalecido. Más bien al contrario. La cobardía, el desprecio, la ignorancia y el odio han cimentado el avance de la humanidad hacia... ¿hacia qué?