Personal content

Real name
Evelyn Jane Shepard
Place of birth
Sol
Year of birth
3283
Age
27
Height
178 cm / 5' 10"
Weight
68 kg / 150 lb
Gender
Female
Build type
Atlética
Skin color
Hair color
Pelirroja
Eye color
Morado
Accent
Evelyn Jane Shepard nació en el seno de una familia militar de la Federación, donde las expectativas de servicio y disciplina marcaban el camino de sus miembros generación tras generación. Desde pequeña, Evelyn mostró un espíritu independiente, ambicioso y con ansias de explorar lo desconocido. Aunque en su corazón deseaba convertirse en exploradora y descubrir los límites de la galaxia, las expectativas familiares y el llamado de la Federación fueron demasiado fuertes. Fue así como Evelyn, dejando atrás sus sueños, ingresó a la academia militar para seguir los pasos de su familia.

Gracias a sus reflejos rápidos y un instinto natural para el combate, Evelyn se destacó desde sus primeros años de entrenamiento. Su habilidad en combate aéreo y terrestre la hizo avanzar rápidamente, ganándose el respeto de sus compañeros y superiores. Pronto la llamaron Skyhawk, un apodo que evocaba su destreza y habilidad en el cielo. Con cada misión completada, Evelyn consolidó su reputación y fue asignada a la nave capital Concord, donde se convirtió en piloto líder de caza en un escuadrón de pilotos recién egresados. La carrera de Evelyn parecía prometedora, y todo indicaba que se convertiría en una de las pilotos más renombradas de la Federación.

Sin embargo, su vida dio un giro oscuro durante una misión que cambiaría para siempre su visión del deber y la lealtad. Durante un vuelo de prueba, el plan de vuelo de la Concord fue cancelado abruptamente, y el alto mando de la Federación ordenó que la nave inspeccionara un convoy de naves civiles que se encontraba en la proximidad. Según inteligencia de la Federación, el convoy albergaba a un líder terrorista de un movimiento pro-thargoid, un grupo que, según informes, estaba esparciendo propaganda anti-humanos e incitando al conflicto violento para promover la causa alienígena.

Como líder del escuadrón, Evelyn fue desplegada en su caza F63 Condor con órdenes de escoltar al convoy mientras se realizaban escaneos exhaustivos. A mitad de la operación, recibió una orden que la dejó paralizada: tenía que abrir fuego contra el convoy, destruyéndolo completamente. Aunque el grupo de naves civiles parecía inofensivo, se le aseguró que los ocupantes eran terroristas y que las órdenes venían directamente del mando superior. A pesar de sus dudas, la disciplina y lealtad a su entrenamiento prevalecieron, y Evelyn dio la orden de atacar.

La destrucción del convoy fue instantánea; el escuadrón de Evelyn operó con una precisión letal, y pronto no quedaron más que escombros en el espacio. Mientras regresaba a la Concord, Evelyn sufrió un ligero fallo en sus propulsores y se retrasó, flotando entre los restos del convoy. En esos momentos, entre las naves destruidas, pudo ver cuerpos sin vida: hombres, mujeres, niños y ancianos. El horror y la incredulidad la invadieron; los rostros sin vida parecían gritarle en silencio, condenándola. Estaba en tal estado de shock que casi colisiona al regresar al hangar de la Concord, salvada solo por sus reflejos de piloto.

Los días siguientes se convirtieron en una tortura mental para Evelyn, que no podía dejar de revivir el momento en que descubrió a los inocentes entre los escombros. Finalmente, la incertidumbre fue demasiada, y Evelyn decidió hacer lo impensable: contactó a un amigo de la familia, una figura de confianza que tenía acceso a información clasificada en los altos mandos de la Federación. Lo que descubrió fue desgarrador: el informe que relacionaba el convoy con el grupo terrorista había sido una trampa, un engaño del mismo grupo pro-thargoid para cubrir su retirada y desviar la atención de la Federación. Los pasajeros del convoy no eran terroristas; eran refugiados que habían escapado de la devastación de los ataques thargoids en sus sistemas.

Evelyn no tuvo tiempo de procesar su hallazgo. Un grupo de soldados irrumpió en su camarote y la escoltó hasta la oficina del almirante, aparentemente sus comunicaciones estaban siendo vigiladas. Allí, enfrentó un ultimátum: podría guardar silencio y seguir sirviendo en su puesto, protegiendo su carrera y la de sus compañeros, o enfrentarse a una baja deshonrosa por traición. Atrapada entre el deber y la culpa, Evelyn eligió la única opción que consideraba honorable: renunció a la Federación para proteger a su escuadrón de las represalias y desapareció, cargando con el peso de su decisión y el recuerdo de las 5000 almas que habían sido sacrificadas por un error que la Federación prefería olvidar.

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Después de su renuncia a la Federación, Evelyn Jane Shepard, conocida como Skyhawk, desapareció de los radares. Durante meses, vivió como una sombra, dedicándose al comercio en los rincones más remotos del espacio, transportando mercancías en una nave Type-9 Heavy, Barkeith, demasiado dañada para largos trayectos. Su voluntad de reparar el casco destartalado de su nave parecía tan disminuida como su deseo de conectarse nuevamente con el mundo que había dejado atrás. Poco a poco, sin embargo, este aislamiento forzó en ella una reflexión: Evelyn ya no era la líder que había comandado en la nave Concord, ni la prometedora piloto de combate de los días pasados. En cambio, había tomado un rol más sigiloso y errante, lejos de las batallas y traiciones de la Federación.

Con el tiempo, Evelyn se hizo de una pequeña flota de naves, cada una con una historia única en su mente y un propósito específico en su arsenal personal. Compró una Anaconda, la llamó Hyperion, y la destinó para exploración. Fue esta nave la que la llevó fuera de la Burbuja, a sistemas desconocidos donde dejó señales de su presencia, dejando un trozo de escombro del convoy entre las estrellas como un recordatorio de la tragedia que la perseguía. La conexión con esos restos, tanto su peso como su significado, se convirtió en un ritual que mantenía viva su humanidad, un acto de penitencia entre las inmensidades vacías de su soledad.

Con el tiempo, mientras la guerra con los Thargoids aumentaba en intensidad, la indiferencia de Evelyn hacia las noticias de invasión en GalNet comenzó a diluirse. La mención de convoyes civiles atacados por Thargoids reavivó en ella memorias que creía enterradas. Este sentimiento fue suficiente para romper su apatía. Así, casi sin pensarlo, orientó su portanaves de regreso a la Burbuja, una decisión que la condujo nuevamente a los escenarios de combate.

Ya en los sistemas bajo orden marcial, Evelyn se proveyó de equipamiento especializado y armamento pesado para construir una nave de combate anti-xeno. Llamó a esta nave Trident, símbolo de su regreso al combate en nombre de aquellos que no lograron sobrevivir. Sin embargo, mientras trabajaba en los sistemas de la nave en los anillos de un planeta, la oscuridad llenó el interior de su portanaves. Los sistemas comenzaron a fallar, y un ruido extraño, acompañado de impactos de aparente daño corrosivo, confirmó su primer encuentro directo con los Thargoids.

Trident no estaba lista, pero la amenaza era inminente. Evelyn, obligada a partir, luchó en una batalla desesperada durante horas, saliendo apenas viva con la nave gravemente dañada. Su casi destrucción fue el inicio de una furia renovada que desde entonces impulsaría cada ataque. Pronto se encontraría en los frentes más críticos de la guerra contra los Thargoids, combatiendo en los ataques a los titanes y destruyendo naves enemigas con la precisión y habilidad que la habían distinguido.

Hasta la fecha, Evelyn sigue en pie en esta nueva lucha, guiada por el recuerdo de las 5000 almas que la Federación condenó en el convoy. Su nombre, Skyhawk, aún inspira respeto y temor, ya no como una piloto de la Federación, sino como una fuerza de la resistencia humana contra la amenaza alienígena, una guerrera que lucha sin descanso en un intento de redimirse, y quizás, finalmente, encontrar paz.