De pie frente al abismo.
02 Jun 2021Manuel
Mas dias, mas saltos y muuuchos años luz surcados.No deja de sorprenderme y emocionarme lo mucho que ha avanzado la civilización humana, desde sus humildes orígenes en un pequeño y anodino planeta, girando en derredor a una modesta estrella.
Desde sus inicios, la especie busco la forma de entender su entorno; mitos, leyendas, religiones, supersticiones y ciencias han tratado de responder las preguntas que todos nos hemos hecho, con mayor o menor acierto; quizás se deba a que cada uno de nosotros debe hallar su propia respuesta...o quizas por que no existe una respuesta.
Puedo constar que hemos dado varios saltos en magnitud; desde las primeras expediciones humanas, debió de quedar en claro la imperiosa necesidad de comunicar nuestras ideas y hallazgos; tal vez ello fuere el germen de los idiomas, y se usaron para sincronizar las batidas y salidas.
De tomar como referencia las partes del cuerpo, a orientarnos con la bola brillante en el cielo terráqueo, hasta usar las pálidas luces en el telón nocturno; la demanda de una guia nos ha acompañado en estas épocas, donde surcamos la galaxia.
Tan solo nuestras unidades de medida son inmensas en comparación a las que se usaban antes de partir de la vieja Tierra; se tomó como base para medir distancias y masas al mismo cuerpo humano (con sus imprecisiones), desde dedos, pies, pasos y demas, hasta el uso de las vainas o semillas de una especie de legumbre (algarrobas creo que se llaman) para valorar la masa de monedas y demás.
Ahora en lugar de pasos, medimos en segundos luz o años luz; en lugar de quilates o gramos, usamos la masa de la Tierra, o de la estrella clase G llamada "Sol" como referencia; en fin, que las magnitudes y medidas de uso cotidiano son tremendas en comparación a las de un milenio atrás.
¿Y quien sabe decir hasta donde avanzan las cosas en el siguiente milenio?.
Muchas reflexiones ociosas, meditaciones frente al vacío cósmico y varios viajes sin rumbo después, buscando únicamente sitios llamativos, creo haber encontrado mi "norte", esa guia de navegación que en la antigüedad llamaban (creo) "rosa de los vientos"; en mi muy particular caso, son las nubes de gas en torno a un sistema estelar.
Desde estrellas inmensas hasta agujeros negros, cada uno de esos sistemas es un enigma y un exitante hallazgo; recientemente me di de narices con la zona de exclusion de un agujero negro en lo que quizás fue el residuo de una supernova; el caso es que el cuerpo principal del sistema (y destino inicial tras el salto hiperluminico) es aquella esfera de negrura infinita...y tarde demasiado en reaccionar y evitarlo.
Para mi immeasurable fortuna, algun programador perspicaz decidió añadir una "zona de exclusion" al sistema operativo de las naves modernas, que se activa en torno a objetos hipermasivos o con una zona de gravedad inmensa. Si bien la salida abrupta de la velocidad de supercrucero provoca algunos daños a la nave, creo que es una alternativa feliz en comparación a ser aspirado, retorcido y reducido a un hilo de partículas subatómicas.
Al menos consegui sobrevivir (por ahora) al encontronazo, añadir una anécdota a mis viajes (y fotografías para darle peso), una ingente cantidad de datos sobre agujeros negros y otros sistemas...y algunos daños a la planta de poder de la nave.
En lo que hacía el recuento de daños y la revision de sistemas, ahí frente a esta inmensa incógnita estelar, donde el mismo espacio se colapsa, recordé una antigua frase, de un pensador terráqueo que decía:
"Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti".
Frente a ese ojo estelar, veo mis miedos, inseguridades y demás flaquezas humanas reflejarse en la cabina, y sin embargo, de pie ante el abismo, me siento renovado, y no poco reconfortado; pues he podido plantar cara a lo desconocido.
Tal vez estoy