El Laberinto. Capítulo 1.
04 Jun 2021Ballesteros21
Año 2020. JunioSOL.Tierra Antártida, Laboratorios KryoGen - Lago Vostok
Recuerdo que el silencio Gélido de la noche perpétua de aquellos meses, solo era interrumpido por el resquebrajar del hielo. De pronto, una tormenta nos sorprendió sin que apareciese en el último parte meteorológico de la mañana. Debió ser una señal, pero yo no le presté atención, acababa de descubrir la clave. La vida eterna, o como al doctor Sullivan le gustaba llamarlo, el Freeze-Dreaming era una realidad.
Ya se sabía que diversos animales tienen la capacidad de bajar la latencia de su corazón hasta tal punto que un cirujano los daría por muertos (de ser otras especies) y es que con el fin de ahorrar energía durante los duros meses de invierno simplemente entraban en un sueño profundo hasta que o bien el hambre (reducción de hasta el 74% de su peso) o la primavera, los despertase.
Pero lo que muy pocos sabían es que había otra especie muy particular. Algunos dirían que era un simple insecto que no había evolucionado, pero era todo lo contrario, había perfeccionado la técnica de la hibernación hasta límites nunca vistos. Lo que no se dijo, es que vimos “despertar” a uno de estos especímenes cuyo carbono databa de hacía unos 2500 años. Pensamos que había un error, de hecho, mi misión era buscar ese error y fracasé. Así que no tuve más remedio que demostrar que ya existía una manera de engañar a la muerte, o al menos, una manera de posponerla y ahí estaba.
Año 04/06/3307
Upsilon Phoenicis. 1.
Bajando en SRV. Arranco y:
-A la mierda el Copyright! suena de fondo Surfin ‘USA – 1963 de The Beach Boys (Preparando el Podcast).
- ¿Cómo sigue la historia? Pregunta Lyra, la inteligencia artificial de la ASP Explorer que ahora también la tengo que aguantar en el SRV.
- Pues que todo se fue a la mierda, le contesté, aunque eso no la iba a callar.
- Háblame del Laberinto, esa información no se encuentra en mi base de datos pero tal vez pueda ayudarte a encontrar lo que buscas.
Tuve que darle una versión resumida, total, estoy solo en un maldito planeta.
KryoGen nos pagaba bien; el laboratorio subterráneo, o como yo lo llamaba, el laberinto, tenía lo último en tecnología de análisis biológico y criogenización. 12 personas en grupos de 4 cada 3 meses hacíamos uso de las instalaciones. Aquello no era el caribe precisamente y además estábamos incomunicados en salas distintas, salvo durante la reunión semanal que teníamos en una sala central. Era nuestro bis a bis y el protocolo era muy estricto en cuanto a qué información era relevante compartir y cual no. Así que lo dedicábamos a charlar y a beber y alguna que otra vez… presumíamos de nuestras (in)capacidades mentales para descubrir que los otros convivientes también estaban locos de remate ;D.
Pero volvamos a la tormenta. (Continuará).