Cmdr Mitxel
Role
Wanderer / Freedom fighter
Registered ship name
Icarus
Credit balance
-
Rank
Elite IV
Registered ship ID
Anaconda LEGACY
Overall assets
-
Squadron
Corralito de Acción Independiente
Allegiance
Independent
Power
Independent

Logbook entry

The Heart Of The Icarus, Capítulo 4. Nuevo Comienzo.

23 Apr 2023Mitxel

Sistema Yama.
Lía.

Una nube oscura se formó en el espacio y fue transformándose en una apoteósica tormenta eléctrica. Poco después, la proa de un buque de grandes dimensiones, emergió de ella lentamente bajo un gran estruendo, hasta dejarse ver por completo. Momento en el que la nube se desvaneció sin dejar rastro alguno. La gran bocina del buque emitió varios sonidos graves casi seguidos para indicar el final del proceso.

-Salto al sistema completado, Señora.

Me levanté del asiento y me dirigí a la consola del puente de mando. La luz entraba de lleno en la estancia y podíamos ver Yama en su esplendor. 

-Bien. Comunique de nuestra presencia a la flota.
-Oído, Señora.

Observé Yama detenidamente, luego me dirigí a la sala del capitán y me senté en la mesa de la oficina. Recibí una llamada poco tiempo después. Era May.

-Veo que el Damocles Uno llegó a su destino. ¿Qué tal tu nuevo comienzo?.
-De momento bien, todo va según lo planificado.
-Me alegra oír eso. Pero me refería a ti.

Miré hacia el ventanal. La luz cálida entraba horizontalmente y cubría en gran medida la parte central.

-Nerviosa. 

Volví a mirar la pantalla de la mesa.

-Yo también tuve esa sensación. El respeto hay que ganárselo. Cortar algunas cabezas a tiempo también es efectivo. En cuanto a lo otro, tienes tus instrucciones. Síguelas al pie de la letra y todo irá bien. 

Asentí con la cabeza.

-Veo que nuestra presencia aquí no es una mera casualidad.
-Sigue las instrucciones. Ya lo irás entendiendo. 
-Está bien... nada de preguntas. Es todo por ahora.
-Eso es. Confío en ti. Hasta dentro de unos días.
-Adiós.

Finalicé la llamada y me recosté en el asiento. 

-Un nuevo destino... un nuevo comienzo. -Pensé observando el techo.





Vela Dark Region.

Un destello fugaz rompió la monotonía del espacio. Algo casi imperceptible, iba dejando una estela tras de si en el horizonte mientras cruzaba por delante de una estrella de tipo M.

Las cuerdas vibran, los acordes comienzan a sonar y una tímida voz empieza a entonar una canción.

Mitxelle. 

Tan cerca, no importa lo lejos que estemos,
no puede haber mucha distancia desde el corazón.
Siempre confiaremos en quienes somos
y no importa nada más.


A medida que nos acercamos a ella, el objeto va tomando forma. El nombre de Icarus grabado en el casco brilla al paso de la luz de la estrella por ella. Dreg y Lucie se encuentran en el puente de mando.


Nunca me sinceré de esta manera,
la vida es nuestra, la vivimos a nuestra manera.
Todas esas palabras, no son solo un decir.
Y nada más importa.


Biok recorre el pasillo que rodea la Icarus en ropa de deporte a buen ritmo. Tanko prepara la comida con ayuda de Dafne quien se lo toma más como un juego, con las manos blancas de harina.


Busco confianza, y la encuentro en ti,
para nosotros, cada día es algo nuevo.
La mente abierta, para un punto de vista diferente,
y nada más importa.


Hoffman no quita el ojo al escáner de espectro completo mientras cartografía el recién sistema al que acaban de saltar. Red está tratando de colocar uno de los compensadores de inercia mientras la Icarus se encuentra fuera de supercrucero.


Nunca me importó lo que ellos hacen, no.
Nunca me importó lo que ellos saben, no.
pero yo lo sé.


Bika se encuentra en la enfermería con la mirada perdida en la gran pantalla del escáner. 


-Icarus en estacionario. -Dijo Dreg por el intercomunicador. 

...

-Y nada más importa...


Los dedos dejaron de moverse y las cuerdas cesaron su movimiento. Dejé la guitarra apoyada junto al sofá y me acerqué al ventanal. Podía ver la región oscura de Vela por un lateral.


Seguimos con un trabajo que Lucie tenía pendiente, la toma de datos y biológicos en las regiones oscuras de Vela, Puppis y Puppis B. Así complementaria con el resto de regiones que hemos viajado con anterioridad. Hoffman está aprovechando para cartografiar los sistemas por los que vamos saltando. Nos ha venido bien salir. 

La flota ha abandonado los sistemas que controlábamos. Se ha convertido en una flota nómada ante la imposibilidad de poder mantenerlos. Han saltado a Yama y han establecido una zona de operaciones allí. Ya no se trata de una guerra, de ganar o perder, sino de un modo de vida. De un cáncer que se ha instalado en la corriente económica y de seguridad de aquellos que han tratado de corromper nuestro trabajo. Ya no sabrán cuando serán golpeados ni donde. 

He establecido un nuevo hogar en la ciudad planetaria de Disch Horizons, en el sistema Ededleen. 

Para nosotros nada ha cambiado, solo la forma de actuar, de tener nuevas miras, esto no es un final. Es un comienzo de algo nuevo. Como decía un viejo amigo, Hanorus... No hay nada que temer si no hay nada que perder. Desecha las serpientes y déjate llevar por la aventura que es la vida. 

Lo demás, nada más importa. 

Volví sobre mis pasos y guardé la guitarra en el estuche. La estaba cogiendo cariño. Luego salí del camarote. Fui recorriendo la Icarus por los pasillos mientras me encontraba con los miembros de la tripulación y charlábamos brevemente, para después continuar con mi camino. Casi parecía estar pasando revista.

Llegué hasta la sala de mantenimiento para encontrarme con Red pero no estaba allí. Hurgué por entre las herramientas que tenía sin recoger encima de la mesa de trabajo. Algo le escuché hablar de los compensadores, aquello evitaba que nos empotrásemos contra las paredes cada vez que saltásemos a supercrucero o saliéramos de él. Solían perder eficiencia con cada interdicción Thargoide y Red ya sabéis que no deja nada sin tocar. 

Observé que se dejó un acoplador, solía usarlo para colocarlos dentro de los bastidores, así que lo cogí y me dirigí hacia el cuarto de motores. El pasillo era estrecho y crucé varias tuberías hasta llegar allí. Luego ya pude incorporarme y taparle los ojos.

-¿Quién soy?.

Noté su sonrisa en mis manos. Luego se giró y me besó. 

-Te dejaste esto.
-Vaya... ¡Gracias!.
-¿Estas tan ocupado en tantos frentes que ya te olvidas de lo más básico?.

Red asintió. 

-¿Me ayudas?.
-Para eso he venido.
-Sujeta el compensador, así. 
-¿Así?.
-Eso es... mantenlo ahí, no te muevas. Es muy delicado. 

Tenía ambos brazos flexionados pegados al cuerpo sujetando la pieza, pesaba lo suyo. Red tardó un rato y se colocó detrás de mi. Sentí su mano apretar mi pecho. Con la otra mano, levantó mi camiseta y la bajó por el vientre hasta colarse por debajo del pantalón.

-Serás cabrón...
-No dejes que se caiga. -Me susurró al oído. 
-Joder... ¡para, que se me cae!. 
-Aguanta. 

Mi boca buscaba la suya.

-Si se cae... será culpa tuya.
-Si se cae no tengo más repuestos. 
-No te creo... joder.

Me bajó el pantalón y le sentí dentro de mi. Con el trajín, la pieza acabó cayendo al suelo. 

-Te lo dije...
-Al menos yo me terminé el café. 
-Serás... 

Cuando terminó nos sentamos en el suelo de rejilla metálico, abrazados. Cogí la pieza. Estaba rota.

-¿Y ahora qué, caprichoso?.
-Nada, es una pieza sin más que usaba para ayudarme a meter el compensador. Como olvidé el acoplador... no sirve para nada más. 

Le di un codazo. Luego me coloqué encima suyo y le seguí golpeando mientras él se reía. 

-Cabrón. 
-Jajajaja. -Siguió riéndose. 
-Encima pesaba...
-Jajajajaja. 

Red cogió mi mejilla y me volvió a besar. Cada vez más efusivamente.

-¿Más?.

Me silenció los labios mientras yo seguía moviéndome. 





Damocles Uno, sistema Yama. 
Lía.

Las puertas del despacho se abrieron y una joven entró a dentro. Llevaba una visera en la cabeza, con unas mambas oscuras dibujadas en ella y las letras del Damocles encima. Su pelo era de color rubio y llevaba una coleta que asomaba por el hueco trasero del cintillo.

-¿Solicitó mi presencia, Señora?.
-Si, adelante.

La camiseta de tirantes blanca, resaltaba su figura atlética. Los ejercicios diarios en el gimnasio de tropa eran de obligado cumplimiento y se notaba.

-Siéntese.
-Con su permiso, Señora. 
Me alejé del ventanal y me dirigí a la mesa del despacho que se encontraba a un lateral de la estancia. Me senté en la butaca y ojeé su historial. 

-¿Salina Serina?.
-Salina Serina Merina, Señora. 
-Ajá... 28 años, 5 de servicio activo, licenciada con honores. Ingeniería de sistemas... ¿me dejó algo?.
-Mecánica, Señora. 
-¿Mecánica también?.
-Si, algo que heredé de mi padre, que en paz descanse, Señora. 
-Lo siento, y por favor, olvide lo de señora por el momento. 
-Correcto...

Apenas solía mirarme y cuando lo hacía, la visera ocultaba sus ojos tímidamente. 

-Puede quitarse la visera, aquí no es necesario, apenas la veo la cara.
-Correcto.

Levantó su brazo y la retiró hacia atrás dejando la coleta libre y su rostro al descubierto, luego la colocó sobre la tripa. Se notaba un cierto exceso de celo en su trato, muy militar. 

-¿Esta nerviosa?.
-Si, Señora.

La miré fijamente a los ojos.

-Disculpe. No suelo estar acostumbrada a...
-No se preocupe, trate de evitarlo, nada más. 
-Si.

-Yo también estoy nerviosa... 

Salina dejó de esconderse, su mirada era cada vez más fija y la gorra dejó de sufrir el estrangulamiento de su mano.

-Creo que tenemos cosas en común. ¿Se siente cómoda?.
-Perdone, no entiendo...
-Aquí, en el Damocles, ¿Está bien, a gusto?.

Hubo un silencio, apartaba la mirada.

-Un silencio puede decirlo todo.
-No, no estoy a gusto, no del todo. 
-Es una pena... pero la entiendo, yo he pasado por lo mismo. 
-¿Si?.

La observé detenidamente. 

-Tiene un historial impecable, la envidia de muchos.
-¿Puedo realizar una pregunta?.
-Si, claro. 
-¿Qué quiere de mi?.
-Conocerla. 
-¿Por qué yo?.
-Le echó huevos el otro día. Mientras todos se miraban los unos a los otros, usted obedeció una orden. Sin pensar. Dicho y hecho.
-Todos los demás hicieron lo mismo.
-Pero usted los incentivó a hacerlo. Tampoco oculta sus sentimientos. Cualquier otro hubiera mentido sobre estar nervioso. Es algo que muy pocos reconocen, pero es normal estarlo. No tolero la mentira, tampoco a los chulos. Somos humanos y punto.
-Eso es cierto.
-Si, si que lo es. ¿Sabe lo que veo en usted?. Valor, agallas... dígame, ¿Ha matado a alguien?.
-No.
-¿Crée que podría hacerlo?.
-No lo sé.
-Oh, vamos. ¿Qué hace aquí?, la enseñaron a matar... entre otras cosas. ¿Me está diciendo que no sabe qué hará cuando su enemigo trate de acabar con su vida?.
-No lo sé.
-Jajajajaja. No lo sabe. Yo sí. Lo hará. Por qué cuando llegué ese momento, lo hará. Otros más valientes se quedaron bloqueados y murieron o fueron salvados por otros compañeros. Usted será de las que salvará a más de uno.

Salina me observaba.

-¿Cuando llegue el momento?. 
-Si, pero ahora no se preocupe por ello.
-Bien.
-Bien. 

Hubo un silencio entre aquellas miradas.

-Puede retirarse.
-Gracias, Señora.





Vela Dark Region. 
Mitxelle.

Red y yo nos quedamos sentados en el suelo contra el panel del compensador. Estábamos exhaustos, mirando al techo de tuberías y mangueras. 

-¿En qué piensas, Robert?. 
-Hace tiempo que no escuchaba ese nombre.
-Robert, Eberhard.

-Estámos bien aquí, lejos de todo aquello. No entiendo por qué tu padre no nos contó lo de tu hermana. 
-Para él solo existió una.

-¿Tienes la foto?.
-Si. Toma.

Red volvió a ojearla, era la segunda vez que la veía. La primera vez fue cuando charlamos Biok y yo con él. 

-¿Volverás con ella?.
-Me quiere fuera de todo eso... supongo que tanto tiempo con mi padre, algo ha aprendido de él. 
-...o algo tiene planeado.
-No lo sé, Red.

-Nosotros huimos de todo aquello.
-¿Qué quieres decir?.
-Que no podremos seguirte si tomas otra dirección. 

-Sois lo único que tengo, lo único que mi padre me dejó en su lecho de muerte. Sois mi familia... 
-Cierto... y juramos protegerte. Pero hay líneas que no podremos traspasar. 
-¿Por qué?.
-Por qué van en dirección contraria a lo que juramos.
-¿Ni si quiera por mi, Red?. ¿Serias capaz de dar la vuelta e irte sin más?. ¿Lo haría Bika?.

Hubo un silencio, solo se escuchaba el zumbido de baja frecuencia de los motores.

-He de seguir.

Red se levantó y terminó de vestirse. 

-No me has contestado.

Red se paró brevemente y luego prosiguió. 

-Algún día sabremos la respuesta.
-Algún día... ¡algún día volveréis y les daréis su merecido!. ¡Eso quería mi padre, venganza!. ¡Sois sus marionetas!. 

Red me miró fijamente. Golpeaba una de las tuberías con los dedos.

-Seguimos un juramento... no hay nada más que hablar.





Cuaderno de bitácora, entrada 108.

(Respiración dentro del casco)

Hemos recorrido las regiones oscuras de Vela, Pupis A y Pupis B. Hemos recogido tantas muestras como nos hemos encontrado. Lucie está muy entusiasmada con los datos obtenidos. Aún me quedan unos cuantos biológicos más que recoger por aquí.

(Respiración)

Sigo dándole vueltas a lo mismo... Red tiene las ideas muy fijas y no me van a apoyar en esto.

(Respiración).

Es una persona muy testaruda en determinadas situaciones y tiene todo el apoyo del resto... con lo cual, toda opción a poder estar junto a mi hermana, se ha desvanecido. 

(Respiración).

Si quiero estar con ella, tendrá que ser por mi cuenta. 
Me hubiera gustado que me apoyaran en esto.

Pero no tengo mas opciones y... les quiero demasiado para dejarlos marchar... 


(Respiración).

Mierda... 





Cuaderno de bitácora, entrada 109.

Hemos llegado a la nebulosa del Lápiz. No estaba planificado en el itinerario, ha sido cosa mía, ya que nos pillaba de camino a nuestro regreso. Se puede ver claramente desde el ventanal de mi camarote. Es una pasada.


He recopilado algunas fotografías de las cámaras exteriores de la Icarus, quiero dejar constancia en la bitácora de la Icarus de nuestro viaje. Lucie está emocionada, el otro día bajamos a un planeta en el que había hasta 8 tipos de biológicos. 

Vista genomics paga muy bien por ellos, buscan cualquier indicio que pueda comprender el comportamiento de las Vorágines Tharg. 


-Adjuntos:


Región oscura Vela.



Región Oscura Pupis A.



Región oscura Pupis B.



Nebulosa del Lápiz. 


Son fantásticas. Hoffman ha encontrado un puerto espacial aquí cerca, así que... haremos una parada y entregaremos los datos obtenidos. No se si Red y Tanko necesitarán algo. Nos vendrá bien. 





Damocles Uno. Sistema Yama.
Lía.

Yama se veía desde el ventanal y recortaba mi silueta. Me quité la ropa y me adentré en el jacuzzi. El agua estaba a la temperatura ideal. Poder ver Yama tumbada desde el jacuzzi resultaba muy acogedor y relajante. 

Tenía una copa con un cóctel de frutas justo al lado. La verdad es que no podía creer el nivel de lujo que tenía en mis manos. Nada que ver con las duchas de aquellos camarotes de tropa que apenas disponían de una ventana. Había que estirarse para ver algo.

Tomé unos sorbos y me dejé caer bajo el agua. Cuando volví a reincorporarme, me llevé el pelo empapado hacia atrás y lo escurrí. Volví a tomar otro sorbo. Estaba dulce, con aquel toque a cítricos. Apoyé la cabeza, Yama se reflejaba en mis pupilas, poco tiempo después cerré los ojos.

...

El sonido del timbre me despertó. Salí del jacuzzi y me coloqué el albornoz que colgaba de una percha en la pared. Al abrir la puerta Truman estaba erguido. 

-Pensé que era la mujer de la cena.
-Disculpe, Señora. Solo pasaba para ver si está todo a su agrado. 
-Bien, pase.

Truman entró dentro y se sentó junto a la gran mesa central. 

-¿Quiere una copa?, ¿Whisky?.
-Whisky, Señora.
-Ah, olvide lo de señora, aquí dentro estamos entre amigos.
-Está bien.

Coloqué dos vasos encima de la mesa y abrí el Whisky. Lo serví en pequeñas dosis en ambos vasos. Me quedé con uno, el otro se lo di a Truman.

-Está bueno. -Dije.
-Es de lo mejor que hemos conseguido. 

Pasé por detrás suyo y me senté en el sofá. 

-¿Qué tal su estancia?. Veo que ha congeniado bien con la tropa. Ha sorprendido a todo el mundo en el comedor.
-Bien, son buena gente. He estado revisando sus fichas... son jóvenes, pero muy preparados. ¿Cree que estarán a la altura?.
-Si, son jóvenes. Muchas cosas han cambiado en la última década. 
-No ha respondido a mi pregunta. ¿Están preparados?.
-Lo estarán. 
-Lo estarán... -Dije.

Me quedé observándole detenidamente. 

-Esperaba encontrar más veteranos, son apenas cadetes.
-No se preocupe, el Damocles Uno ha entrenado a grandes pilotos y soldados durante muchos años.
-Usted es el oficial con mayor rango aquí. 
-Si.
-Está al tanto de todo lo que ocurre aquí dentro, espero que me tenga informada de todo.
-Por supuesto, no lo dude.
-Necesito alguien de confianza. Dígame, ¿Puedo confiar en usted?.
-Es difícil mantener secretos dentro de estas paredes. 
-No me ha contestado...
-Supongo que si.
-Está bien... no le interrogaré más, de momento. 

Truman tomó otro sorbo.

-Sólo espero que su estancia en el Damocles sea más duradera que la del anterior capitán. Una pena...
-Sólo estaré un tiempo... dentro de poco alguien tomará mi puesto. 
-No me diga eso. ¿Se sabe quién?. -Dijo algo disgustado. 

Miré hacia el ventanal. 

-Una civil. -Dije.
-¿Una civil?.
-Si, eso he dicho.
-¡Pero no entiendo nada!.

Volví a mirarle. 

-¿Cree que yo entiendo algo?. Debe ser muy importante para el alto mando. Por eso estoy yo aquí, para acomodar su llegada.
-No, no puede ser. ¿Es una broma?.
-No, no lo es.
-Si quiere discreción, puedo ser muy discreto. Si quiere que desaparezca... solo dígamelo. 

Me levanté del sofá y me acerqué despacio a él. Puse mi mano sobre su hombro.

-Es usted más despiadado de lo que me imaginaba... jajajaja. Pero podría desnucarle sólo por pensarlo y no pasaría nada. Jamás insinue algo así. ¿Ha entendido?. Esa civil es un asunto importante, para alguien importante para mi. 
-No se preocupe, sólo me preocupo por su situación, no queremos civiles aquí.

Dejé de apretar y solté la mano. Me acerqué a la botella de Whisky y me serví otro poco.

-¿Quiere otra?.
-Si, joder lo necesito. 

-No se preocupe por mi, no es algo a lo que esté acostumbrada... seguramente tenga otro proyecto.
-Pero, ¿una civil?, ¡Esto no es un crucero, santo Cristo!.
-Los tiempos cambian, los métodos también, nosotros nos adaptamos. Si hay que hacer algo, se hace y punto. Esto lleva a mi tercera pregunta... ¿Estará usted a la altura de la nueva situación, conmigo?.
-Lo estaré. Pero particularmente... no entiendo que hará una civil a manos de este buque. 
-Lo que si sé que hará usted, es seguirme en esto, si no le ha quedado claro...
-No dude de mi. 
-¿Amigos?.

Levanté el vaso para dar oportunidad a un brindis. 

-Amigos.

El cristal de los vasos sonó limpiamente. 

-Me alegra conocerlo mejor. Desde el primer momento supe de su dedicación a la causa. Es veterano ya en esto. Que tendrá... unos ¿50,51 años?.
-54.
-54. ¿No cree que ya va siendo hora de un nuevo cambio?.
-Nadie deja la Rueda.
-No, no me refería a eso. 
-Llevo toda mi vida dedicada a la Rueda. Más de la mitad, entre estas paredes. Nunca cesaré en mis actividades. 
-Lo sé. Pero debe ver las cosas de una manera más abierta... relajada.
-Esta bien. 
-Bien.

Dejé el vaso vacío y el pin con el emblema de la Rueda, encima de la mesa, a la vista. Truman se quedó observándolo. 

-¿Desea alguna cosa más?. -Preguntó Truman.
-Si, un poco de intimidad... quiero terminar de prepararme y bajar a cenar.
-Por supuesto. 

Truman se levantó y se tomó lo que quedaba del whisky de un trago. Dejó el vaso con firmeza sobre la mesa, pensativo. No quitó el ojo al emblema. 

-Con su permiso. 
-Puede retirarse.
-Gracias, Señora. 





Disch Horizons, Ededleen. 
Mitxelle. 

Me levanté de la cama con la mano temblorosa. Red y Bika seguían durmiendo. Me senté junto al sofá con una taza de leche caliente viendo la ciudad de Disch por el ventanal. Noté la mano de Bika sobre mi hombro. Se tumbó en el sofá con la cabeza apoyada junto a la mía.

-¿Otra pesadilla?.
-Si.
-Pensé que después de este tiempo de relax, se te pasarían.

Dejé caer mi cabeza hacia atrás. 

-No se que significa.
-Creo que necesitas ayuda externa. Yo no puedo hacer más. 

Busqué la mano de Bika. 

-Gracias. No te preocupes. Duerme. 

Los ojos de Bika se fueron cerrando. Activé el audio log. 





Cuaderno de bitácora, entrada 110.

Hemos llegado a Disch. La Icarus a puesto fin al viaje. Hemos vendido todos los datos y la verdad, no está nada mal pagado. 

Sigo durmiendo mal. No sé que significan esos sueños, ¿premoniciones tal vez?... Bika no sabe ya que hacer. No la culpo... no ha cesado en estudiar mi cabeza sin resultados.

Lo de la mano esta yendo a más. No es plato de gusto levantarse pensando que tienes una barra de metal atravesando tu cuerpo... joder. 

Lo que es un alivio es darse cuenta de que nada es real. Con algo me tengo que conformar. 

Voy a cerrar un rato los ojos. Quizá recupere algo el sueño.

Fin de la entrada.





Damocles Uno, sistema Yama. 
Lía.

Hoy era un día ajetreado, a nivel logístico y operativo. Desde la sala de control podía estudiar y ver a los operativos dirigir a los pilotos. 


-Ángel nueve. Plataforma 13. Bienvenido.
-Sanders uno nueve, permiso de salida concedido. Vigile tráfico a sus once.

-Control, Ángeles tres. Operativo concluido, regresamos a base.
-Recibido, Ángeles tres. Contacte en proximidad. 
-Ángeles tres, copiado. 

-Bulldog uno siete. Permiso concedido, Plataforma 02. Bienvenido al Damocles. 
-Recibido Damocles. Iniciando ruta de aproximación. 
-Bulldog uno siete, vigile tráfico. 
-Sanders uno nueve, tráfico pesado en aproximación. 
-Recibido Damocles, veo tráfico pesado. 
-Bien, confirmado Sanders uno nueve.

-Ángeles veinte, salida programada, operativo Charlie veinte.
-Confirmado, Ángeles veinte. Espere salida, standby, tráfico moderado. 
-Copiado Ángeles veinte. Standby.

-¿Tenemos una Type 10?. -Pregunté al oficial de mando. 
-Es Bulldog uno siete, nos abastece una vez al mes. Se llama Frank, muy conocido allá por donde vaya.

Hubo ciertas risas entre las controladoras.

-Orden... -Dije con permisividad. 

-Ángeles cinco... mayday, mayday...
-Recibido. ¿Ángeles cinco?.

-Ángeles cinco, responda...

-Ángeles cinco, contacto perdido. 

-Mesa tres, ¿Situación?. -Pregunté. 
-Operación Golf India. Maraudi.  
-¿El equipo de Russo?.
-Si, señora. -Respondió el oficial de mando.
-Prepare... un equipo de limpieza. Código Delta.
-A sus órdenes, señora.
-Mesa tres, reasigne Ángeles veinte. Código Delta. -Dijo el oficial de mando.
-Si, señor.

-Ángeles veinte, rollback...

-Pero si no hemos salido.

-Si... eh, espere.

-Eh... 
-Damocles, cold traffic.

-Mesa tres, ¿Estas bien?. -Pregunté. 
-Si, perdón Señora. 

Se la veía claramente afectada. Bajó la frente y la posó en la mano.

-Mesa dos. Reanude tráfico. 
-Recibido, Señora. 
-Damocles, cold traffic out. 

-Mesa tres... 
-¿Si?.
-Martha. ¿Estás con nosotros?.
-Si, perdón Señora. 

Levantó la frente y recuperó el control. 

-Ángeles veinte, cancelado. Nuevas instrucciones, código Delta, Maraudi, sector siete. Indicativo Golf, India. 
-¿Delta?...  Recibido Damocles.
-Ángeles veinte, salida inmediata. Golf India, caliente... pull and go.
-Recibido. Ángeles veinte, fuera... pull and go.

...

-Continúen, están realizando una buena labor. 
-A sus órdenes, Señora.

-Martha, bien recuperado. 
-Si, señora. 


Pude observar las caras abatidas de los presentes. Esto nos enseña y recuerda que las cosas pueden cambiar en fracción de segundos. Que nuestro paso por aquí, nuestra supervivencia, depende directamente de nosotros.

Cuando estaba ahí fuera y hablaba con control... nunca me había visto desde este otro lado. Las cosas se ven o... se sienten de manera diferente. No son solo una voz, también son personas que se alegran de oírnos y que sufren cuando dejan de vernos en una pantalla. Hoy lo he visto reflejado en sus rostros. Para lo bueno y lo malo.

-Ya tengo suficiente... -Dije al oficial de mando. 
-¿Señora?, con su permiso. 

...

Pasaron varias horas y me dirigí al comedor. Allí me senté junto a la tripulación. Estaban más callados de lo habitual. 

Al rato llegó Martha y se sentó sola en otra mesa con la bandeja. El resto se quedó observándola con tristeza. 

-Qué putada... -Dijo Jackes. 
-¿Qué ocurre?. -Pregunté. 
-Russo... era su pareja.
-¿Cómo?.
-Pareja, ya sabes... encima fue ella quien dirigía la operación. 

Observé a Martha. Apenas clavaba el tenedor sobre la comida. Estaba abatida.

-¡Martha!. Ven.

Llamé su atención y le hice señas con la mano. Ella se levantó y se sentó junto a mi. Puso la bandeja sobre la mesa. Apenas dirigió la mirada.

-¿Señora?.
-¿Todo bien, Martha?.

Hubo un silencio. 

-Algo estamos haciendo mal. No conocía su situación sentimental con Russo. Lo siento, siento lo que ha pasado y como ha pasado.
-No... no. Es cosa mía. Sabía que esto podía pasar.

-Necesita descansar unos días. Por mi parte no hay problema. 
-Por su... ¿Me está apartando?.
-Mucha gente depende de usted, sus compañeros...
-¡Me recuperé!.
-Detuvo todo el tráfico de la estación.
-¡Joder, fue un error!, ¿vale?. Usted... ¡usted lo dijo!, ¡Bien hecho!.
-Si, lo dije. Pero no estás entendiendo lo que quiero decir. 
-¡Joder, no me haga esto!. 

Observé alrededor. Las miradas se clavaban en mi.

-No puedo permitir que ponga en peligro sus vidas. -Dije mirando al resto.
-Pero...
-Lo siento Martha, siento todo esto... descansa. Unos días, ¿Vale?. 

Martha aceptó con desagrado e intentó comer algo.

-¡Eh!, ¡Frank!.

Todos se alegraron de verlo. Al menos se rompió el silencio que mis palabras originaron. Al menos, lo entendieron. 

-¡Que pasa gente!, ¿Me echabais de menos?.
-¡Ese Franky!.

Se fijó en las mujeres del grupo.

-¿Señoritas?. ¿Qué tal mis chicas?.
-Jajajajaja, capullo. 
-Eh, sabéis que me habéis robado el corazón. 

La cosa empezó a animarse con él, era atractivo y su actitud chulesca se hacía notar cada vez más a medida que los vaciles subían de tono. Al poco tiempo se percató de mi presencia y se quedó parado.

-¿Quién eres tu?. No te tengo fichada y por Dios... esos ojos. Joder.
-Soy... Ángel verde. 
-En una cosa estoy de acuerdo... eres un Angel venida a mi.
-¿Qué?, jajajaja. 
-Me llamo Frank, es... todo un placer.

Extendió su brazo para cogerme de la mano. Le seguí el juego. El resto trataba de contener las risas. Me besó la mano y luego se sentó en frente. 

-Esto esta muy desolado... ¿Ha pasado algo?.
-Russo...

Frank volvió la mirada a Martha.

-Oh, no jodas... te dije que no era hombre para ti. Si te hubieras quedado conmigo... aquí sigo.

Me quedé sobresaltada con el comentario. Más con lo siguiente que pasó. Martha se levantó y lo abrazó. 

-Eh, lo siento princesa. 

Resultó que había muchísima más compenetración y compañerismo que la simple vulgaridad que había escuchado. Frank se dirigió al resto.

-¿Alguna otra novedad?. ¿Esa Capitana?... la nueva. Dicen que está cañón y que tiene muy mala leche. ¿Es verdad?. Me muero por mujeres así.

Las risas se escaparon. No sabían donde meterse.

-Eh, Franky. ¿No era yo tu preferida?. -Dijo Rhea.
-Todas lo sois.
-Jajajaja. Vete a la mierda.

Me quede flipando con él. Realmente se hacía notar, tal como me había dicho el oficial de mando.

-¿Y tú?.

Volvió a mirarme fijamente. 

-¿Te tratan bien los compañeros?. Cuidado con ese, me debe pasta.
-He sido bien acogida, son geniales.
-Tienes unos ojos que me hipnotizan. Penetrantes.
-¿Qué quieres?.
-Negocios. 
-¿Negocios?.
-Contrabando... tengo de todo, desde juguetes sexuales, hasta drogas, Cebollazo, alcohol... revistas del corazón y armas. Más mis servicios personales. 
-¿Servicios personales?... jajajaja. 
-Eh, soy todo un profesional. 
-Lo que eres es un ganso. 

Hubo un silencio. Frank se quedó serio y le esbocé una dulce sonrisa. 

-Me caes bien, de verdad. Me gustas.
-No eres mi tipo, Frank.
-Escucha... yo soy tu hombre. Lo que necesites... pídelo por esa boquita.

Me dio una tarjeta de presentación que arrastró por la mesa con el dedo. La cogí y me entró la risa.

-¿Está perfumada?, Jajajajaja.
-Un poco de fragancia de Cebollazo, se mete en el cerebro y ya sabes.
-Tu no estás bien. Jajajaja. 

Frank giñó el ojo.

-En serio, ¿estos capullos no te han hablado de mi?. Me defraudáis gente.
-Dime... Frank. ¿Esa Type 10, es tuya?. 
-¿Bulldog?, claro. Bueno, de la organización. Pero la uso para mis asuntos. 
-¿No te dicen nada?.
-Traigo la merca que necesitan aquí, nadie pregunta por unas cajas de más. Soy un hombre de negocios serio. Además, a más de uno le conviene tener la boca cerrada, créeme. No te imaginas las cosas que me piden. Jajajaja. 
-No te veo como hombre de negocios y menos serio.

Frank asintió con la cabeza. Al rato apareció el oficial de cocina. 

-Señora, es Truman.
-¿Qué pasa?.
-Acompáñeme. 
-Enseguida voy.

-¿Señora?. -Se extrañó Frank.
-Capitana.

Frank se quedó petrificado. Me reincorporé y me acerqué por detrás suyo. Le metí la tarjeta por dentro del pantalón.

-Creo que el Cebollazo produce almorranas. Se te mete en el culo y ya sabes...
-¡Joder!.

Las risas llenaron el local.

-Ya hablaremos sobre sus negocios en mi buque, señor... Frank. -Le dije al oído. 





Sistema desclasificado, Ares.
Base planetaria, Jericó. 
Mitxelle. 

Mis ojos empezaron abrirse poco a poco. Apenas podía distinguir nada, solo una luz brillante. Los sonidos sonaban acartonados con un zumbido de fondo. Casi no podía escuchar nada. Dos hombres parecían discutir.

-¡No sabemos que ha pasado!.
-¡Dijiste que lo tenías controlado, joder!.
-Estamos en la segunda fase... ¡aún es pronto!.
-Mierda... mierda... 
-Mayori esta bien.

Me costaba mantener los párpados abiertos. El zumbido.

-Esto es por tu culpa. ¡Confíe en ti, maldita sea!.
-¡Te dije que era una fase experimental!, quizá debería volver con los implantes... es pronto.

Escuché varios clics.

-Te juro que si la pasa algo... te mato. 
-Si aprietas ese gatillo, ellas morirán. Lo sabes.
-¡Joder!. 
-Alexander, cálmate. Trataré... saldrá bien, dame tiempo.

Ese olor... jazmín. 

-¿Mitxelle?.
-La perdemos... 
-¡Soluciona esto, maldita sea!.

-Mayori...
-Mayori...




-La sujeto B-6 sigue presentando un rechazo natural al parásito... sigo sin respuestas pues el sujeto B-5 son idénticos genéticamente y su resultado es más que favorable. 
-Aun no podemos avanzar... no mientras el parásito no logre un control total como huésped. 
-Alexander me confió este proyecto... lo ve todo muy fácil. Joder, si al menos me dieras una señal... ¿Por qué no estás respondiendo como tu hermana?.





-Las pruebas con el sujeto B-6 están empezando a dar resultado... tan solo era cuestión de tiempo que su cuerpo aceptará al nuevo huésped... o lo rechazara acabando con su vida. Finalmente y por fortuna fue lo primero, por fin podemos iniciar la fase 3.

-Eres toda una luchadora Mitxelle... me alegro por ti. Sin lugar a dudas... te has convertido en mi mayor dolor de cabeza, pero me has enseñado mucho. 
-Estarás bien...

En mi interior escuchaba esas palabras. Pero algo dentro de mi controlaba mis emociones, me sentía distinta. Mis ojos se abrieron. 

-Ya está lista. ¿Me oyes?.
-Si.
-¿Cómo te llamas?.
-Mitxelle.

Me extrañaba la actitud asombrosa de aquella persona. Solo pude reconocer a mi padre que no dejaba de mirarme. Estaba serio, pensativo. 

-¿Edad?.
-Siete años. 
-¿Tienes familia?.
-Miré hacia mí padre y luego a mi hermana. 
-Estupendo. 
-Mira fijamente la luz, no la pierdas de vista.
-Me hace daño.
-¿Qué?.
-¡Para!.
-¿Sensibilidad a la luz?.
-Me hace daño. 
-Bien, tranquila. 
-¿Puedes resolver la ecuación de la pantalla?.
-314.
-¿Estás segura, es definitiva tu respuesta?.
-Si. 
-Esos símbolos de la pantalla, ¿Los reconoces?.
-Portales, instrucción, gravedad, dimensiones, una raza extranjera... muerte. Incompleto, Incompleto. 

Todos se quedaron atónitos. 

-¿Es capaz de descifrar la simbología?. -Preguntó Alejandro.
-Eso parece... no esperaba una respuesta así. Pero ambos sujetos han coincidido. -Respondió el hombre.
-Increíble. 

No dejaba de mirar a aquel hombre. Me llamaba la atención su ojo. 

-Voy a probar tus reflejos. 

-Todo es normal. Presenta cierta reacción a la luz.

Mi cuerpo comenzó a temblar. Sentía un frío terrible. 

-No, joder no... ¡sujétala!. -Gritó el hombre.
-Frío, tengo frío... Muerte, muerte, muerte, el vacío.
-¡Qué esta pasando!. -Gritó mi padre enfadado.

Todos se echaron hacia atrás, me tenían miedo, podía sentirlo. Mi padre.

-¿Qué era eso?. -Preguntó mi padre.
-Increíble... -Respondió el hombre. 
-¿De qué estás hablando?. ¡Eso no era mi hija!.
-Tranquilo. Aprenderá a controlarlo.
-Esto no era lo que buscaba, ¡has utilizado a mis hijas para tus propios fines!.
-No... ¡tu las has utilizado!. 
-¿Qué?. 
-¡Papá!. ¡Papá!. Tengo miedo...
-¡Detén esto, maldita sea!. 
-¡No puedo!. 

-¡Papá!.





Disch Horizons, Ededleen. 
Mitxelle. 

-¡Papá!.

Volví a despertarme sobresaltada. La mano me temblaba. 

-Joder... joder, joder...

Bika estaba tumbada, dándome la espalda. Seguía dormida o eso creía. Me acosté de nuevo. Los párpados me pesaban cuando ella se giró hacia mí. Tenía los ojos empapados, se que había estado llorando. Me abrazó y juntó su frente con la mía. 

No es justo... nada de esto es justo. Me da rabia que tenga que aguantar todo esto. Ella no se lo merece. La idea de marcharme va tomando cada vez más peso. No quiero seguir viéndola sufrir cada noche, pero se que si me marcho... también sufrirá. 



El olor a café recién hecho y tostadas me despertó. Aparté el brazo de Bika con cuidado para no despertarla y me acerqué a la cocina. 

-Buenos días. 
-Buenos días, Red.

Me senté enfrente de la encimera junto a las tostadas mientras Red me servía el café. No aguanté en llevarme una a la boca.

-¿Qué tal has dormido?. -Preguntó Red.
-Um... bien.

Red se sentó en frente, al otro lado de la encimera. La luz cenital iluminaba el desayuno y la encimera, el reflejo apenas bañaba nuestros rostros. 

-¿Quién miente ahora?. -Preguntó mientras sorbía el café. 
-¿Qué?. -Pregunté mientras terminaba de masticar. 
-¿Acaso crees que no me doy cuenta?. Bika está afectada y la verdad... no puedes seguir así. 
-Solo quiero comer las tostadas. ¿Vale?.

Red se quedó observándome, solía estar atractivo con aquella taza de café en los labios, mirándome. 

-No me mires así. 
-¿Cómo?.
-Así. 
-Estas tratando de esquivarme. -Dijo sonriendo. 

Seguí observándole. 

-¿Recuerdas algo de lo que hacía mi padre?.
-Algo de... ¿Qué?.
-Qué hacía... a que se dedicaba. 
-¿A qué viene eso ahora?.
-Curiosidad. 
-No se que decir. Fueron muchos años. 
-¿Por qué se puso en contra de la Rueda?. 
-Era un crío... apenas recuerdo lo que hice ayer.
-Vamos, Red.
-Tu padre quería llevarnos allí. 
-¿A Raxxla?.
-Esa fue siempre su gran motivación. 
-Pues, algo salió mal ¿no?. Es evidente. ¿Cómo se puede torcer una cosa para que nos abandonara a mi madre y a mi?, incluso borrar mis recuerdos, los de mi hermana. 

Red dejó la taza sobre la encimera y suspiró. Luego cogió una tostada y la puso sobre el plato.

-Fue rechazado. 
-¿Rechazado?.
-Tenía todo preparado, un futuro, en aquel lugar. Su sueño, para lo que se había preparado durante tanto tiempo. Una noche llegó a la Icarus completamente fuera de sí. Dando golpes a todo lo que se cruzaba en su camino. Yo estaba allí, delante de él, se podría decir... que estaba en su camino. Me levanté con dificultad y le vi tras la puerta. Se sentó allí... nunca le vi así. 
-¿Te tiró al suelo?.

Red trataba de recomponerse mientras masticaba. 

-Algo más que eso. Luego me miró avergonzado, se levantó y se acercó hasta cerrar la puerta delante de mis narices. 
-¿Te golpeó alguna vez más?.
-No, nunca. No le guardé rencor. Ese no era el ¿Sabes?. Simplemente olvidé aquel encuentro. Al día siguiente recuerdo que me pidió perdón. 
-Joder.
-Aquello... Le volvía loco. Aquel lugar.
-¿Lugar?.
-Era donde llevaban aquellas reliquias antiguas. 
-¿Las verdes, la de la foto que me enseñaste?.
-Si. 
-¿Qué lugar era ese?.

Red apoyó los cubiertos sobre el plato y se limpió la boca con la servilleta. 

-Joder... apenas lo recuerdo. Algo decían del... Ómphalo. No recuerdo bien. Debía ser un artefacto antiguo, ni idea.
-¿Lo viste?.
-¿A él?. 
-Al artefacto. 
-Nunca. Solía dejarnos en un sistema cercano. Había una estación... no... no recuerdo el nombre.
-¿A ti también te lavó el cerebro?. 
-No seas así, yo era un crío. 
-Yo también. 

Red frunció el ceño.

-Es igual y no me mires así. 
-Hay un hombre en mis sueños, tiene un solo ojo. Algo me dice que Caleb estaba metido en el ajo.
-¿Caleb?. ¿El brujo?.
-Ajá. En mis sueños nos menciona a mi hermana y a mi como los sujetos B-5, B-6. ¿No ves relación con la sujeto D-2?. Esta claro que fuimos sus cobayas. 

Red puso cara de asombro. 

-¿De qué diantres hablas?.
-Mi padre discutía con él. ¿Nunca les vistes juntos?.
-Caleb, jamás. 
-¿Trabajó Salvation con la Rueda?.
-¿Pero qué?...
-Déjalo, anda. Estoy... tratando de ordenar mi cabeza.

Red se quedó observándome. Estaba serio.

-¿Cuándo piensas mirártelo?.
-Estoy bien, Red.
-No, no estás bien. 
-No pienso discutir esto.
-Solo son... sueños, ¿Vale?.
-Tu cabeza tiene que descansar mientras duermes. -Interrumpió Bika.
-Hola, Bika.
-¡Me habréis dejado alguna!.
-Si, toma. Ven.
-Hoy te vienes conmigo.
-Vale, ya.
-No pienso discutir, te vienes conmigo. 
-Yo tampoco pienso discutir. No.
-¡Red, dila algo!.
-Me hace el mismo caso.
-No pienso acabar en un loquero. 
-¿Qué?. Nadie habla de eso.
-Bika... si suelto todo lo que llevo dentro, me encierran. 
-Desde luego... me preocupa. -Interrumpió Red.
-¡Joder!. ¡Dejarme los dos en paz!. Solo... necesito tiempo. 
-No te estás tomando las pastillas. 
-¡No, Bika y no pienso tomarlas, quiero recuperar mis recuerdos,  recuperar mi vida, joder!.
-Mierda, Red.
-No hay manera, Bika. Me voy a la ducha.
-Luego voy yo.

Red se marchó preocupado. 

-Eh, mírame. Vamos, lo vemos y ya está. Yo estaré contigo ¿Ok?.
-Que no Bika, joder.
-¡Pero por qué eres tan testaruda!.
-¡Por qué estoy bien!.
-Mira, no sé qué te pasa... lo reconozco, pero lo que vi, eso no es normal. Tus pesadillas, no son normales. 

Respiré profundamente. 

-Ya vale.
-¡No, no vale!.
-¡Basta, Bika!.

El timbre de la puerta Interrumpió la discusión. 

-¿Esperas a alguien?.
-No. Déjame, ya voy yo.

Me acerqué a la puerta y encendí la cámara. Había una mujer de pelo oscuro recogido con una coleta y ojos grisáceos. 

-¿Si, quién es?.

Aquella mujer se acercó a la cámara y habló en un tono más bajo de lo habitual. 

-Ángel verde. Me recordará, luchamos juntas en 195.

Pulsé el mando de apertura. A medida que la puerta se abría la mujer dio un paso atrás al verme. Se la veía sorprendida.

-¿Has visto algún fantasma?. Pase.
-Si, disculpe señora. 

Entró con cierta incertidumbre, no dejaba de mirarme de reojo. Se quedó a un lado del salón en firme  haciendo gala de su educación militar.

-Descanse. Está en mi casa, entre civiles. 
-Gracias, Señora. 
-Siéntese. ¿Quiere tomar algo?.
-¿Cerveza?.
-Si, claro. 

Bika apareció abriendo una botella y se la ofreció. No dejaba de mirarla. 

-Ella es Bika, mi pareja. 
-¿Pareja?.
-Si, ¿algún problema?.
-No, claro. 
-Y bien... ¿A qué debemos su visita?.
-La traigo un mensaje. 

Me entregó un papel con varios dobleces y algo rugoso. Me miraba fijamente y muy penetrante. Me llamó mucho la atención. Desde que entró era como si desconfiara en demasía y lo observaba todo. Me puse a leer la nota, era de mi hermana, May. Al terminar de leerla, rompí la nota.

-¿Esto es en serio?.
-Si, Señora. 
-Tengo que rechazar la oferta.
-Perdone, Señora. Ya forma parte de sus activos actuales. No hay nada que aceptar o rechazar. 
-¿De qué va todo esto?. -Interrumpió Bika.
-Nos han dado un Fleetcarrier. 
-¿Cómo, quién?.
-Ellos... la Rueda Oscura. 

Bika giró la cabeza hacia ella.

-¡Largo de aquí!.
-Bika... no, es mi invitada.
-¿Qué?. ¿Estás loca?.
-Disculpe... pero no somos su enemigo. Creo que ahora tienen problemas más acuciantes, por lo que tengo entendido. 

Red salió del baño con una toalla cubriéndose de cintura para abajo. La mujer se levantó ipso facto sacando su arma de la espalda. Tenía el brazo extendido apuntado a su cabeza con la botella de cerveza en la otra.

-¡Pero qué haces!. -Dije sorprendida por la rapidez en que ocurrió todo.
-¿Qué está pasando aquí?. -Dijo la mujer.
-¡Baja el arma, estas en mi casa!. Es mi pareja también y están para protegerme.

Red separó los brazos hacia los lados en señal de sumisión, no le dio tiempo a fijar correctamente la toalla y se le calló al suelo. La mujer miró hacia abajo brevemente y empezó a reírse pausadamente, como si no creyera lo que estaba pasando. 

-¿A si te protege?... Hola, Robert. ¿Te acuerdas de mi?.
-Lía...
-¿Lía?. -Le dije a Red.
-¡Red!. -Le dijo Bika.
-Bika. -Le dijo Red. 
-¿Me he perdido algo estos últimos 10 años?. -Preguntó Bika sorprendida.
-Fue... hace tiempo. -Respondió Red. -¿Puedo taparme?.
-Ni se te ocurra moverte. 

Lía me miró de reojo.

-¿Puedes explicarme que haces con este desertor, May?. ¿Me estás poniendo a prueba?.
-¡Que bajes el arma!, y no, no soy May.

Lía dejó la cerveza en la mesa mientras seguía apuntando a Red. Sacó su comunicador y pulsó la pantalla con el dedo. Al momento se escuchó una voz, Lía no paraba de mirar atónita a la pantalla y a mi. Como si estuviera tratando de compararnos. Luego levantó el arma con los dedos mientras seguía con el brazo extendido. 

-Por tu cara, creo que ya la has encontrado, luego te llamo, este no es un canal seguro. 
-Si, Señora. 

Lía llevo los brazos hacia atrás para guardar su arma y se volvió a sentar. Dejó el comunicador sobre la mesilla. 

-Lo siento... es parte de mi trabajo, Señora.
-Está bien.

Red se volvió a colocar la toalla.

-¿Qué haces aquí, Lía?. -Preguntó Red.
-Cumpliendo órdenes, no como tú, que te largaste sin más. 
-Estuve con Alejandro...
-Espera, ¿eres uno de ellos?. -Intervino Bika.
-Era.
-¡No me jodas, Red!.

Lía terminó la cerveza y se quedó observándome. 

-Ahora entiendo muchas cosas. -Dijo Lía. 
-¿A qué se refiere?.
-Su parecido con ella...
-Mi padre... Alejandro, quiso mantenerme oculta, apartada de... todo esto.
-Ya veo... bueno, tengo que irme. Puede acompáñame para enseñarla el Damocles Uno o cuando usted quiera. Estamos en Yama. 
-Que pintamos allí...
-Para nosotros es más fácil ofrecerles protección. Se avecinan tiempos difíciles y su... hermana, quiere seguridad para ustedes.
-Estamos bien aquí. 
-No pienso lo mismo. Cuando lleguen los Thargoides no habrá lugar seguro. Créame, tenemos información. 
-Les prometí que no les haría esto. Lo siento. 
-Como quiera... en cualquier caso, es suyo, estaré allí para lo que necesite.
-Lo hablaré con ellos. 
-Con su permiso, Señora. 

Lía se levantó y al marchar le dedicó una mirada a Red.

-Bienvenido, Robert. -Esbozó una sonrisa.

Red no dijo nada, solo le devolvió la mirada. Cuando se marchó nos quedamos Bika y yo mirando a Red seriamente. 

-¡Qué!. Fue hace tiempo. -Exclamó Red.

Nuestras miradas lo decían todo.

-Hay que llamar a Biok... y dejar de mirarme así. 





Sistema: desconocido.
Estación: desconocida. 
Mayori.

La estrella se reflejaba en uno de los ventanales que se alargaba en vertical. El rostro de May fue tomando forma. Su mirada se perdía hacia aquel gigante azulado que se acercaba a tapar por completo la estrella.


Una llamada Interrumpió sus pensamientos. Se dirigió a su mesa de cristal donde un panel semitransparente brillaba pulsantemente.

-Si.

No había respuesta. Un rostro femenino podía vislumbrarse por la parte posterior del panel.

-Por tu cara, veo que ya la has encontrado, luego te llamo, este no es un canal seguro.
-Si, Señora.

La luz de la pantalla dejó de brillar. May devolvió la mirada hacia el ventanal y se sentó en el sillón pensativa. 

Otra llamada volvió a iluminar su rostro.

-Si.
-Hola.
-Hola.
-¿Todo bien?.
-Si. Tu que tal lo llevas.
-Tengo la información que solicitaste.
-¿Aegis?.
-Si. 
-¿Al final les van a dar carta blanca?.
-Está confirmado.
-Vaya... alguien a quien conozco no le va hacer mucha gracia. 

<<<Archivo transferido>>>

-Era de esperar.

Su ojos seguían los datos con detenimiento. Las siglas de Aegis se podían ver reflejados en sus pupilas.

-Lo sé. Escucha... síguelo de cerca.
-¿Tanner?.
-Si. 
-De acuerdo. 
-Estas realizando un gran trabajo, sigue así.
-Gracias por la oportunidad. 
-Hasta pronto...
-Hasta pronto.

La pantalla dejó de iluminar sus ojos verdosos. 

-Mierda...

La luz de la estrella ya había dejado de iluminar la estancia. El resplandor asomaba por el horizonte del gigante azulado y cesó. May observó aquella escena desde su sillón. 

-Luces.

Una tenue luz cálida proveniente de la parte inferior de los ventanales sustituyó a la luz natural. El panel volvió a parpadear.

-Vaya...
-¿Te sorprende?.
-Para nada. Jajaja.
-¿Sabes algo?.
-Si... y no te va a gustar. Te lo envío. 

<<<Archivo enviado >>>

Hubo un largo silencio. 

-¡Esa metomentodo!, ¡Joder!.
-¿Aisling?. Jajajaja. 
-Quién sino...
-Vamos, no me negarás que tiene un gran poder de convicción. Jajajaja. 
-¿Te lo tomas a broma?.
-¿Cuánto le durará el caprichito?. Vamos... 
-Esa mujer consigue todo aquello que se propone... no la subestimes... es peligrosa. 
-He ordenado un seguimiento a Tanner.
-¿Tanner?. ¿Tesreau no?.
-Tanner.
-¿Ese chapucero?.
-Ese chapucero, si.
-Espero que no te equivoques. 
-Bueno... si lo hago, alguna vez tendría que equivocarme, ¿No?.
-En fin, ya da igual... Aegis tendrá el control y por ende, el Club también... ¡joder!.
-Vigilaremos a Tanner. Por muy chapucero que sea, es nuestra única y principal baza por el momento. 
-¿Te das cuenta?.
-Si... el plan del Club por exterminar a la humanidad sigue su camino. Les dimos un buen revés, pero esta claro que no el suficiente.
-Eso es, May. 

Hubo un silencio.

-Veré que podemos hacer. Mantén el contacto con ese amigo tuyo... el del ojo. 
-De acuerdo. 
-Eso es todo.

La pantalla volvió a dejar de brillar.

-Eso es todo... jefe.

May pulsó varias veces en el panel.

-¿Lía?.
-Si, señora. 
-¿Qué tal fue?.
-Acabo de llegar al Damocles. Señora.
-Joder... vale ya con lo de señora. ¿Sola?.
-Si... por el momento. 
-¿Qué tal ella?.
-Tu hermana, bien. ¿Puedo hacer una pregunta?.
-Adelante.
-¿Qué hacemos protegiendo a ese desertor?.
-Desertor... ¿Quién?.
-Robert, Robert Eberhard.
-Red.
-Si, así le llamaban ellos. 
-Forman parte de algo... especial. Tanto él, como Biok y... no, no son desertores. 
-No me jod...
-¡Eh!.
-Que... 
-Nada cuesta hablar bien. ¿Supone algún problema para ti, Lía?.

Hubo un silencio. 

-Te mentiría si te digo que no.
-Bien. ¿Sentimentalmente?.
-Si. 
-Pues te necesito Lía, no me importa cómo. 

...

-Está bien. No supondrá un problema. 
-¿Segura?.
-Si. 
-No dejes que eso influya en tu misión. 
-Lo intentaré.
-Venga, eres mi mano derecha, sabes lo que significa esto para mi. Ya la has visto. Es importante. 
-De acuerdo, May.
-Te dejo, ya hablaremos. Si aparece por allí, dame una llamada.

May se recostó en el sillón y cerró los ojos.

-Vamos hermanita, no me falles... 





Disch Horizons, Ededleen. 
Mitxelle.

Ya nos habíamos reunido todos cuando Biok hizo acto de presencia. 

-¿Y bien?. -Preguntó Biok. 
-Que hable Red.

-Lía ha estado aquí. 
-¿Quién?.
-Lía. 
-Espera... ¿Esa idiota?.
-Biok... -Dije.
-¿Qué hace ella aquí?. 
-Eso mismo me pregunto yo. -Contestó Red.
-¿Pero aquí, en esta sala?.
-En cuerpo presente. Me encañonó con su pistola. Joder que si.
-Mierda...

-Quiere... no, mi hermana, nos cede el Damocles. 
-¿Qué?. No.
-Joder, empezamos bien.
-Ya vale. Lo habíamos hablado. 
-Esto cambia las cosas, Biok.
-No te creo, Red. ¿Estas con ella?.
-Esto tiene otro cáliz, Biok.
-No me jodas, Red. 
-No es casualidad... 
-¡Claro que no, nos quieren en su boca!.
-Biok... piénsalo bien.



-¿Hay alguna forma de contactar con tu... supuesta hermana?.
-Joder, ¿supuesta?. Red, viste su cara, ¡me llamó May! .
-Es cierto. La costaba ver a quien tenía en frente. Por eso te llamé. 
-¿Alguna forma de hablar con May?.
-No.
-Me lo figuraba.

-Si vamos al Damocles, quizá tengamos una oportunidad. -Sugerí. 
-No me gusta, joder, no me gusta... no se que pintamos allí, de verdad.
-¿Darles una oportunidad?.
-¡Hice un juramento a tu padre!... ¡lo hicimos!.

Biok empezó a dar vueltas sin ton ni son. Algo rezumbó en mi mente y me levanté del sofá. 

-Yo pienso ir. Hacer lo que queráis. 
-No, tu no vas a ninguna parte.
-¿Me lo vas a impedir o qué?.
-¡Red!.
-Mucho me temo que esto no tiene solución... Le hice una promesa a tu padre y al mío, así que... iré contigo, es la única forma en la que podré llevarla a cabo, sola no puedes ir.

Admiré el cambio de postura de Red.

-Muy bien, el resto podéis quedar aquí.
-De eso ni hablar. -Saltó Bika. -Todos o ninguno.

También sentí admiración por ella. 

-Gracias, Bika.
-Mierda... ¿Lu, Dreg, Tanko, Ho?.

-Estoy con ella. -Dijo Lucíe. 
-Yo también, jefa. -Dijo Dreg.
-Compañera, hasta el final. -Dijo Tanko.
-Estáis como una cabra, pero esta vez voy a ciegas con vosotros. -Dijo Hoffman.
-Gracias gente. ¿Biok?.

Biok se quedó mirándome. Tenía miedo. Podía presentirlo. 

-No... no puedo. -Dijo entre lágrimas. 
-Biok. No te pongas así.
-¡Me importas!, ¿vale?.

Hubo un silencio. 

-Biok...
-No... no, dejarme. Me... me voy.
-¡Biok!.

Se marchó, cruzó la puerta y se marchó. Me giré hacia a los demás. Todos me miraban.

-¡Qué!. 
-Nada. -Dijeron casi al unísono. 
-Quiero la Icarus preparada. 
-¿Tiempo?. -Preguntó Dreg.



-20 minutos.

Red empezó a reírse.

-¡Y a ti que te pasa!.
-Ya hablas igual que tú padre.
-Ya sabes mi respuesta a eso.
-¿Cuál?.

Le mostré el puño y acto seguido levanté el dedo corazón. 

-Podrás negarlo, pero mi padre te vio y eso que estaba ciego. 

El bueno del Sr. Jackson... no pude evitar acordarme de él. Creo que mi mirada terminó de decirle a Red, que lo echaba de menos. 

-Vamos... tenemos cosas que hacer. 
-¿Biok?. -Preguntó Bika.



-No puedo hacer nada por ella.





Icarus. 

Llegué al puente de mando y me senté atrás, en mi asiento. Conecté la cámara de la rampa de acceso en el panel derecho. Me quedé observando. Mi mente rezaba por verla subir abordo.

-Veinte minutos, jefa.
-Espera Dreg...

Seguí observando la pantalla. 

-Treinta minutos.

No pensé que el tiempo pasara tan rápido. Pulsé el botón de cierre exterior en la parte inferior. 

-Adelante Dreg...

La plataforma dio un empujón a la Icarus que me sobresaltó. Mi corazón se estremeció, nunca habíamos dejado a nadie atrás. No de esta forma. El anclaje magnético soltó a la Icarus y Dreg comenzó a tomar altura. Dejamos la superficie atrás mientras mi mente se perdía a la misma velocidad. 

-Preparando salto a Yama. Un salto. 
-5, 4, 3, 2... 1, saltando.



La Icarus reapareció frente a Yama, su silueta iba recorriendo la estrella mientras los colectores rellenaban los depósitos de combustible. 

-Tengo al Damocles en pantalla. -Dijo Lucie.
-Tomando nuevo rumbo. Está cerca.
-Contacto, dos Diamonds. ¡Rumbo de interdicción!. -Dijo Lucie. 
-Son ellos. -Dije. 
-Hay un nuevo mensaje. Espera... nos escoltarán hasta el Damocles. -Dijo Hoffman. 
-Bien, mantén el rumbo Dreg.
-Por la cuenta que nos tiene, jefa.

-Estamos llegando. Saliendo de supercrucero. 

Aquella imagen me impactó, era un buque de grandes dimensiones. La Icarus parecía una pulga a su lado. Se podía leer el nombre de Damocles Uno en su casco al pasar a su lado. 

Las Diamonds salieron de supercrucero tras un par de destellos y se pusieron en formación junto a la Icarus.

-Delacy Mike, India, Tango. El Damocles Uno les desea una agradable estancia abordo. Les esperábamos. Plataforma 02, disponible. 
-Damocles Uno, Mike, India, Tango. Recibido, plataforma 02, Iniciando aproximación.

-Ángeles 10, abandonando formación. -Dijo el ala de escolta.

Las Diamonds rompieron hacia ambos costados y se fueron quedando atrás mientras Dreg llevaba la Icarus hacia la plataforma. 

-¿Estáis asustados?.

Lucie respondió afirmativamente con la cabeza.

-Sea lo que sea jefa... ya no podremos salir de aquí con vida. Así que... 
-Estamos en sus manos. -Completó la frase Hoffman.

Todos miraban aquel buque con los ojos abiertos. 

-Algunos de ellos lucharon conmigo, no os preocupéis, están de nuestra parte. -Dije con seguridad. 
-¿Eso es cierto?. -Preguntó Hoffman. 
-Claro.

En anclaje magnético finalizó el acoplamiento. Al poco la plataforma se activó y nos llevó a su interior. Al bajar los mecánicos de tierra nos recibieron con amabilidad. 

-Bienvenidos. Por favor, dejen sus enseres aquí, el personal de tierra se hará cargo de llevarlo a sus aposentos.
-Gracias. 

Lía se acercó desde la puerta de acceso del hangar, le acompañaba un hombre.

-¡Estáis todos!. Bienvenidos. -Dijo Lía. 
-Todos no. -Dije.
-¿Y está peque?. 

Lía se agachó para cogerla en brazos. 

-Me llamo, Dafne. 
-¡Que nombre más chulo!.
-Eso me dice ella. Me señaló con la mirada.
-¡Claro!, ella sabe mucho.

Dafne se rio. Quien no parecía estar nada contento era Truman. Si no estaba a favor de meter civiles dentro, menos una niña. Lía dejó a Dafne en el suelo y la cogió de la mano.

-Vamos, ¿nos acompañas a dar un paseo por el buque?.
-Si. -Respondió Dafne.

Truman insinuó a Lía que esto no era un buque de recreo y menos un jardín de infancia. Pude ver cierta tirantez en sus miradas. 

-El es Truman, el oficial de más alto rango abordo. Estoy segura de que les atenderá con agrado en todo aquello que necesiten. ¿Verdad, oficial?.

Pude ver en su mirada que no éramos bien recibidos. 

-Se que hará lo posible. -Me dijo Lía. 
-Ellos son, Robert, Lucie, Dreg, Bika, Tanko y Hoffman. -Comenté. 
-¿Biok?.

Moví la cabeza negativamente. 

-Vaya... ¿Robert, te unes al equipo?. -Dijo buscándole con la mirada.
-¿Tengo que contestarte a eso?.
-Lo que apetezcas. 

Me giré hacia el oficial y le di la mano.

-Yo soy Mitxelle, Mitxelle Delaroux. 

Truman apretó la mano con más fuerza. 

-¿Delaroux, dice?.

Su cara cambió radicalmente. 

-Pero... ¿es usted familiar de Alexander?.
-Su hija, ¿Conocía a mi padre?.

Lía se extrañó de ver así a Truman, tánto como el mismo Truman, al verme a mi.

-¿Que si lo conocía?. ¡Trabajé años con su padre, aquí en el Damocles!. Pero... Lía, no me dijiste... ¡menuda sorpresa!.
-¿Mi padre estuvo aquí?. Y yo pensando que recorría la galaxia cartografiando.
-Unos años. Estaba al mando del Damocles... y ahora... usted.

Noté a Lía algo más tensa con aquel comentario. 

-Por favor, acompáñenme. -Dijo Truman.
-Detrás de usted. 
-Lía, con su permiso. 
-Claro... están en su casa.

Recorrimos una larga estancia donde un centenar de hombres y mujeres formaban en grupos. Nos colocamos justo a la mitad. Truman se adelantó y dio unos silbidos. Todos se pusieron firmes. 

-¿Realmente esto es necesario?. -Pregunté a Lía.
-Claro. Es la nueva capitán del Damocles. Tranquila, es la costumbre.
-Vaya...
-Ahora, tendrá que dedicar unas palabras. 
-¿Qué?, no, ni de coña.

Truman se giró sobre sus pies y regreso hacia mí. 

-Su turno. 

Tierra trágame. Truman se colocó a mi lado. Miré a toda aquella gente, no sabía que decir. 

-Descansen. 

Todos pasaron a posición de descanso al unísono, acompañado de un estruendo que recorrió por toda aquella enorme estancia. Varias Mambas, Diamonds y una Type-10 descansaban al fondo junto a unas Anacondas. 

-Hola a todos. Soy... Mitxelle, Mitxelle Delaroux y...

Hubo un murmuro que se fue extendiendo por las filas y columnas de aquellas personas. 

-¿He dicho algo incorrecto?. -Pregunté a Truman. 

Truman dio otros dos silbidos y el murmuro fue yendo a menos. Sus silbidos eran potentes, se notaba que estaba acostumbrado.

-¡Por Alejandro!. -Un grito rompió el silencio. 

Después, una oleada fue recorriendo en diagonal por las filas y columnas hasta el último. Todos se quedaron con una rodilla al suelo y el puño cerrado al hombro.

-¡Alejandro, Alejandro, Alejandro!...

El sonido de sus voces al unísono fue llenando cada hueco, cada rincón de aquel lugar. Truman se giró hacia mí y Lía también. Apoyaron su rodilla en el suelo y se llevaron el puño al hombro. 

-Nuestros respetos, Señora.

Alcé la mirada, ver a toda aquella gente vitoreando el nombre de mi padre. Era indescriptible. Un nudo en la garganta casi me dejaba sin respiración. No pude contener las lágrimas. Dafne se acercó a mi y me dio la otra mano. 

-Tranquila. 
-Gracias Dafne.

El sonido paró de repente y el eco fue a menos. Todos se levantaron y se fueron acercando uno a uno, en fila. Se postraban y saludaban al llegar a mi. Luego seguían su recorrido hasta ocupar de nuevo su lugar, hasta el último de ellos. Mujeres y hombres, jóvenes y algún veterano.

Truman se incorporó a la vez que Lía.

-Rompan filas. -Gritó Truman acompañado de otros silbidos.
-Joder...
-La han reconocido, querían mucho a su padre. Darán sus vidas por usted. -Dijo Truman. 
-Esto tiene que ser una puta broma.
-Así que esto era... -Dijo Lía. 
-¿Qué?. 
-Su hermana. Lo tenía muy preparado. 
-¿Qué quieres decir?.
-Es evidente... quiere que ocupe el lugar de su padre.
-¿Qué?. 

Miré a toda aquella gente. Pero no podía asimilarlo.

-Tranquila. Estaré con usted. 
-Gracias Lía. 

Me giré despacio y vi las caras de mi tripulación. Estaban tan sorprendidos como yo, excepto Red, quien parecía más afectado. Bika estaba flipando. Me acerqué a él y puse mi mano sobre su hombro.

-¿Estás bien?.

Red asintió afirmativamente. Lía, apartó la mirada cuando vi como le miraba.

-Vamos, les enseñaré el resto del buque. -Dijo Truman.

-Estupendo... ahora es cuando me despierto, ¿No?.
-¿No?. 
-Va a ser que no...

Recorrimos gran parte del buque, hangares, los talleres, mantenimiento, el ala médica, sala de misiones, cocinas... no imaginé que podían ser tan grandes, los comedores, área de recreo, bares, la zona de oficiales, mando, control de vuelo, Dafne ya se cansaba... y a lo último la parte vip, un área reservada para el personal externo. Allí se encontraba un bar donde se podía reunir el personal con personas del exterior, comerciar, había un vista genomics y el acceso a los hangares reservados. 

Acto seguido accedimos al puente, Yama inundaba la estancia horizontalmente, casi cegadora, nos subieron a la parte superior y saludamos al personal del puente y a la Capitana de vuelo. Acabamos en una habitación, donde me dijo Lía que podía trabajar si así lo quería.

Tras terminar la visita, nos llevaron a zona de camarotes y descanso. La tripulación se fue quedando en sus camarotes a medida que los visitábamos. Lía nos acompañó a su camarote. 

-Esta será su estancia... perdón olvidé recoger una cosa.

La vi afectada. Realmente me sentí como una usurpadora. 

-Espere, no... 
-¿Qué?.
-Que esto quede bien claro... no venimos a quitar nada a nadie. 
-Ya se han realizado las asignaciones. No se preocupe por mi. He estado en camarotes peores al que me toca ahora.
-Insisto. 
-¿Truman?. -Preguntó Lía.
-Son tres, ¿Verdad?.
-Cuatro, con la niña.
-Bueno, eso podemos arreglarlo.

Truman se quedó pensativo un rato.

-Vengan...

Truman nos llevó a un camarote que cubría de sobra nuestras necesidades. Era amplio, no ostentaba el lujo del anterior pero era reconfortante. Había unos cuadros colgados en la pared. Me paré en uno de ellos.

-La plaza de jazmines... tal como la recuerdo. 
-Era de su padre.
-Este... ¿Era su camarote?.

-Si. Desde entonces ha sido un área que no se usado. Que mejor lugar... la cama es grande, tendrán sitio de sobra para los... tres. Lía me puso al tanto. Para la peque hay un cuarto contiguo. Podemos unirlo. Me encargaré de la obra, mientras, podemos poner una cama al lado. Un par de días. Cocina y... el cuarto de baño.
-Es perfecto. 
-Me alegra. Ahora descansen. La tripulación les realizará la mudanza. Siéntase libre de pasear por el Damocles. Es todo suyo.
-Gracias, Truman. Es un placer conocerle.
-El placer es mío y un orgullo, Señora. 

-Antes de todo. Lía, seguirás al mando. 

Los ojos de Lía se abrieron por completo.

-¿Qué?. Pero... tengo otra asignación. 
-Seguirás como hasta ahora. Yo tengo otras prioridades. 
-Pero...
-No hay peros. Será así. No vamos a interferir en las operaciones. 
-Como desee, pero su hermana...
-¿Hermana?, ¿Otra?. -Se sorprendió Truman.
-Es una larga historia, Truman. Lo sabrá a su debido tiempo. -Respondió Lía. 
-Ya llevo muchos años trabajando para la Rueda. Se que la muerte de... Alexander no fue algo fortuito, pero no imaginaba...
-Es más complejo que todo eso, es por ello que necesitan nuestra protección. Hay alguien mas arriba, por eso estoy aquí, y visto lo visto, entiendo por qué el Damocles.
-Comprendo. Bueno, aquí estarán seguros. -Dijo Truman.

-¿Incluso de los suyos?. -Interrumpió Red.
-Robert, esto te supera.
-¿Si, Lía?, ¿Tú crees?.
-Déjalo. 
-Díselo, venga... ¿Por qué murió Alejandro?.
-Yo carezco de esa información.

-¡¡Por ellos!!... -Gritó Red señalando con el dedo.
-¿De qué está hablando, Lía?. -Se interesó Truman.
-Yo no sé nada de eso, sólo cumplo órdenes, objetivos, tu sólo eras un capullo, desertor...

-¡¡Por eso me fui!!. -Gritó Red.

-¡¡Te fuiste porque eras, un cobarde!!.

-¡Se acabó!. ¡¡Basta Red!!. -Interrumpí. 

Los dos se apartaron mutuamente. 

-Solucionaremos esto en otro momento. Red, no es el lugar ni el momento. 
-Pero... 
-Disculpen, aun nos quedan cosas por hacer. Gracias por su amabilidad. 
-No hay de que. Disfruten de la estancia. -Se pronunció Truman. 

Lía y Truman nos dejaron solos.

-¡¡Red, no jodas esto. ¿Vale?!!. ¡¡A qué viniste!!.
-Lo siento... ¿Vale?.

-¿Puedo decir algo?. -Interrumpió Bika.
-¡Qué!. -Contestaron al unísono. 

Bika miró hacia Dafne. Estaba agarrada como una lapa a su pierna, asustada.





Damocles Uno.

Voy caminando por los pasillos del Damocles, llenos de gente. Se cuadran y se llevan el puño al hombro a mi paso. Tan sólo puedo esbozar una sonrisa y agachar ligeramente la cabeza. No sé si me acabaré acostumbrando a esto. Todos están afanados en sus labores. Uno de ellos casi choca conmigo. 

《-Llevamos una semana asentados en el Damocles. Hemos sido bien acogidos por todos. Truman parece un buen hombre y experimentado.》

Los pasillos tienen un diseño industrial, envejecido. No es de extrañar que cada poco encuentre a alguien de mantenimiento urgando algún panel o tubería. La mayoría son jóvenes pero disfrutan con ello. Sigo caminando hasta llegar al ascensor del ala médica.  

《-Lía agradeció que la dejara seguir al mando. Es una mujer ¿introvertida, quizá?, pero esta de nuestro lado. Se que su relación con Red es explosiva, así que le tengo al margen de momento. Todos están asumiendo que ellos no son los mismos que durante tanto tiempo han estado dando esquinazo.》

Hay música en los ascensores, resulta tranquilizante. ¿Quizás sigan sonando así mientras el navío se hace cachos?. Las puertas se abren. Dos soldados se cuadran nada verme. Saludo y sigo andando por otro pasillo. Esta bastante más limpio y ordenado que los anteriores. Veo gente con batas y algún uniforme negro ceñido como el que me encontré en la Mamba. Todos me dirigen la mirada y... más de lo mismo. 

《-Dafne se siente a gusto. Hubo... bueno, no tenía que haber presenciado aquello, jugué con ella para que lo olvidase y su mente se ocupará con algo divertido.》

Llegué hasta una compuerta vigilada por otro soldado uniformado. Sacó una tarjeta y facilitó mi entrada. La estancia era amplia y enseguida una mujer salió a atenderme. 

-Hola, ¿En qué puedo ayudarla?.
-Busco a Bika.
-La nueva... sígame, por favor. 

《-La nueva... Todos están ocupando su tiempo y ayudando en sus respectivos campos. Bika, ala médica. Lucie, Laboratorios. Hoffman, en cartografics. Tanko juega a tres bandas, A veces se ocupa de Dafne, otras cocina y suele juntarse con los más veteranos. Dreg suele bajar a la armería y Red está en talleres.》 

Sigo a la mujer, lleva un buen paso, firme y rápido. Tiene el pelo de color caoba y recogido con un moño. Me recuerda a una bailarina, erguida y con la cabeza en alto, segura de sí misma. Otra mujer se cruza delante de ella y se saludan con una grata sonrisa.

《-El camarote hace unos días que ya quedó preparado. Hicieron un buen trabajo. Mientras, estuve durmiendo con Dafne. Red y Bika han estado en camarotes adyacentes. Al menos ya gozamos con todo lo necesario para que sea más acogedora nuestra estancia.》

Hay un ventanal enorme que casi llega al suelo. Puedo ver a Bika tras unas máquinas de laboratorio y probetas. Sigue tan afanada en lo suyo como siempre. La mujer se detiene ante una compuerta de cristal con unas bandas semitransparentes. Las compuertas se abren y extiende su brazo con cierta... chulería invitándome a entrar. Me despido de ella con un gesto de gratitud y me acerco hasta Bika.

-Hola.
-Hola.
-¿Qué tal en tu... nuevo despacho?. -Dije mientras trataba de albergar todo con la vista.
-¡Mira, ven!.

Bika me cogió del brazo y me tiró de él llevándome casi a rastras.

-¡Un Sterman 3000!. y esto... ¡Un Whitney 274!. 

《Sus ojos brillaban con aquella cara de alucinada, hablándome de todas aquellas máquinas... que la verdad, como si me dicen que es Thundercat 4000... jajaja. Pero estaba feliz. Eso me llenaba.》

-¿Y eso es bueno?.
-¡Joder... es una pasada!.
-Están bien preparados por aquí...
-No se de donde han sacado todo esto... es increíble. 
-Jajajajaja, me alegra que estés cómoda y tan ilusionada. 

《-Casi podía decir que me había ignorado por completo.》

-¿Señora Delaroux?.

Una voz masculina sonó por mi espalda.

-¿Si?.
-Hernán, oficial médico al mando. Un placer conocerla.
-El gusto es mutuo.

Hubo un silencio. Ambos miramos a Bika.

-Bika... es extraordinaria. Trabaja muy bien.
-Lo sé. Me salvó la vida. Es... especial. 
-Sin lugar a duda, sabe lo que hace.

-¿Están bien?. ¿Necesitan alguna cosa?.
-No... como ve, estamos bien provistos. Quizá personal más veterano, pero con ella... ya estamos también cubiertos. Nos ha venido bien su visita. ¿Se quedarán más tiempo?.
-De momento si. Aún estamos haciéndonos a este lugar... es un laberinto, jajajaja. 
-Si, es cierto. Estuve varios meses para hacerme a este lugar. Al final... uno se hace.

Bika me cogió del brazo y me tumbó en una camilla, empezó a usar una de aquellas máquinas.
-¿Qué haces?.
-Caya.
-Bika... ¿está segura?. Aún nadie sabe cómo se maneja... -Dijo Hernán.
-El que, ¿Esto?. -Respondió Bika.

La máquina empezó a moverse por mi cuerpo.

-Bika... no me hace gracia.
-No te muevas. Solo será un rato.

Hernán se acercó a Bika. Se quedó embelesado viéndola manejar aquella máquina.

-¿Sabe lo que hace?.
-Claro. Hice las prácticas con uno parecido.
-¿Prácticas?. Es experimental... ¿Dónde estudió?.

《-Un holograma se extendió encima de mi. Podía ver todo el sistema nervioso en tiempo real. Si movía el brazo, podía verlo moverse al instante, seguido de una actividad mayor que en el resto de extremidades.》

-Esto tiene veinte veces más resolución que el que tenemos en la Icarus.
-Oh, qué bien. -Dije. 

Las imágenes fueron cambiando. 

-Sistema nervioso, circulatorio, óseo, incluso los órganos. ¡Estás como una rosa!.
-Esta usted sana. -Me dijo mientras me miraba con aquellas gafas redondeadas.

Seguían hablando de sus cosas. Bika le iba mostrando como se usaba. Al poco tiempo, la imagen dejó paso a mi cabeza. 

-Bika, no.
-Espera... 

Las imágenes fueron cambiando.

-Bika, he dicho no.
-Solo un poco más...
-¿Qué es eso?. -Dijo Hernán. 

Me levanté ipso facto de la camilla. 

-¡Eh!.
-Bika, dije que no. 
-Mierda... 
-¿Algún problema?. -Nos preguntó Hernán.
-No. Todo está bien. ¿Verdad, Bika?.
-Si... claro.

-Tengo que irme, os dejo con vuestros... lo que sea.
-¿Se ha molestado?. -Dijo Hernán mirando a Bika desconcertado. -Mis disculpas, Señora.
-No... no pasa nada. 

Observé a Bika con desaprobación. 

-Te veo luego.





Marchante.

Las alarmas suenan repetidamente, dos tonos agudos cortos seguidos, dos tonos agudos cortos seguidos... se detiene, vuelve. Intento abrir los párpados. La luz roja... estroboscópica... sacudidas. La camilla. No puedo moverme. Una mujer lleva un casco sobre la cabeza, está asustada. Empuja la camilla a gran velocidad. Hay... un pasillo. Luz roja. Gente corriendo. 

-¡Doctor!. -Grita la mujer.

Un hombre aparece de costado, también lleva otro casco para protegerse la cabeza. Parece dar indicaciones. Nos acompaña. Está corriendo.


Pierdo el sentido.


Una explosión revuelve mi interior, el costado me arde. Vuelvo a abrir los párpados. La mujer está fijando la camilla a algo.

-¿Dónde... están?... -Intento comunicarme con mucho esfuerzo. 

Mueve la cabeza a ambos lados. Está muy asustada.

-Hay que sacárselo. -Le dice a ese hombre.
-Aquí es imposible. 
-Si sigue más tiempo morirá. La fiebre sigue subiendo.  

Están asustados. Otro hombre cruza a toda velocidad y salta sobre un asiento. Comienza a tocar todos los botones y se coloca el intercomunicador.

-Halcón siete, Halcón siete, Iniciando evacuación. 

Todavía está colocándose en el asiento cuando tira de la palanca para elevar la nave con fuerza.


La cabeza me da vueltas... pierdo el conocimiento otra vez.


Otra sacudida. Abro los párpados. Estoy cansada. 

-Dónde... están, ellos.
-Descansa. 
-No... mi tripulación...

Esa mujer está agarrada a la camilla. Asustada. No deja de mirar hacia la cabina. El hombre del asiento parece que esté participando en una carrera de obstáculos. 

-Dónde... Biok...
-Solo estaba usted... la persona que la encontró, solo la trajo a usted. No había nadie más.
-Cápsulas...
-Solo usted. Lo siento. 
-No...
-Lo siento.

La mujer trata de ajustar la medicación. Siento las sacudidas de la postcombustión, una y otra vez. 

-¡Halcón siete, fuera!.

La alarma desaparece, las sacudidas también. Bika está a mi lado, siento su sonrisa, su mirada. Estoy cansada. Solo quiero dormir. Me siento más ligera. 

Una luz cegadora entra desde la cabina. La mujer se aferra a la camilla, intenta cubrirme. El piloto gira la cabeza hacia un costado tratando de esconderse de la luz mientras se aferra a los mandos. 

-¡¡Santo Dios!!. -Grita el piloto.

Todo empieza a vibrar y a temblar, sus mejillas también lo hacen y las cintas de su casco. Las sacudidas son cada vez más fuertes. El doctor se cubre con los brazos agachado. Red... también está conmigo. La luz gira hacia todas partes y al rato cesa. El piloto está haciendo un esfuerzo enorme con aquellos mandos. 

Todo para. Todo cesa. Todo está en calma. 


-Halcón siete, Halcón siete, ¿Alguien a la escucha?. Halcón siete...

El piloto repite aquel mensaje una y otra vez. Se gira hacia él doctor y mueve la cabeza a ambos lados.

-¿Halcón cuatro?. Aquí Halcón siete, ¡respondan por favor!. ¡¡¡Mierda!!!.

-El marchante... no debimos...
-¿Qué?. -Dijo la mujer.
-Marchante... correr... 
-¿De qué está hablando?. -Dijo el doctor. 

Mueve la cabeza. 

-¿No avisaban de los Thargoides?. -Preguntó la mujer.
-Aquello no era Tharg. -Dijo el piloto. 
-¿Y qué era?.-Preguntó la mujer.
-Nunca he visto nada igual. -Dijo el piloto.

-El Marchante...

-Está delirando. La medicación ya no le hace efecto... no le queda mucho.
-Aparta. -Dijo el doctor. 

Sentí un gran dolor en el costado.

-¡¡¡Ahhhh!!!. -Grité. 

...

-La temperatura está bajando. Está reaccionando.
-¿Desde cuando lleva así?.
-Unos meses... Nunca le había dado tan fuerte.
-¿Te comentó algo?.
-Fue repentino. Dice que algo la hicieron de pequeña. Un laboratorio. Un bloqueo de sus recuerdos. ¿Quién iba a hacer algo así?. ¿Qué pretendían?.
-¿Un arma, quizá?. 
-¿Qué?.
-Has visto sus ojos... esa bioluminiscencia. No es...
-Déjalo, no empieces tu también.
-No podrás explicar esto, Bika.
-Sea lo que sea... está dentro de ella. Mierda... 
-Tranquila, Bika.
-¿Quién sería capaz de hacer algo así?. No lo entiendo. 
-Bika...
-¿Es que no nos basta con destruirlo todo que tenemos que jugar a ser dioses?.
-No te castigues así...
-Esto es obra de él...
-¿De quién?.
-De Alexander. 
-Dudo que Alexander hiciera semejante cosa...
-El permitió esto... no me imagino por todo lo que ella a tenido que pasar... 

-Lo siento Bika. 

-Está despertando...

-Hola.
-Hola.
-¿Qué tal estás?.
-¿Estabas llorando?.
-No, es...
-Tranquila. Todo está bien.
-¿Bien?... no me jodas, Mit.
-¿Hernán?.
-Ha sido... increíble. Lo siento Bika. Tenía que decirlo.
-¿Pero qué os pasa?. 
-Tienes que ver esto...

La representación holográfica mostró una increíble actividad. En otra pantalla me mostraron a mi misma. Mis ojos emitían una actividad azulada como si el iris cobrara vida. Mencioné algo. Pero en un idioma que no he escuchando nunca. 

-¿Sabes a que se refiere, qué significa?. -Preguntó Hernán.

-Marchante.

-¿Qué?. -Dijo Hernán. 
-Guardianes. Pero estos son distintos... 
-Pero...
-El fin se acerca. Ni si quiera los Thargoides pueden parar esto. 
-No te entiendo.
-Los Thargoides nos atacan porque somos una amenaza. Somos la chispa que acabará con todo, con ellos, con nosotros. Fuimos nosotros quienes llamaron a esas cosas.... Los he visto. 
-¿Hay alguna forma de pararlo?.

-No...

-Tengo que informar de todo esto... han de saberlo.
-Usted no hará nada. -Una voz femenina irrumpió en la sala. 
-Nada de esto saldrá de aquí. -Continuó. 

La luz tenue apenas permitía distinguir la silueta de aquella mujer. 

-¿Y usted es...?. -Preguntó Hernán sorprendido.

El pin de la Rueda brilló cuando se acercó a la máquina de escáner. 

-Disculpe, Señora. 
-¿May?. -Pregunté emocionada.
-Quiten todo esto... no es necesario.
-Si, señora.
-Eso lo decido yo. -Interrumpió Bika.

May se acercó más aún al escáner. Se hizo claramente visible su rostro. Bika quedó sorprendida con el gran parecido, incluso la voz.

-¿Tu eres Bika?. 
-Si y soy su médico.
-Encantada de conocerte. Me han hablado muy bien de ti, y te agradezco todo lo que has hecho por mi hermana. De no ser por ti... 

May me dirigió una sonrisa y acarició mi pelo.

-No... puedo mostrar tanta gratitud. De verdad. 
-De nada. Pero aquí decido yo.
-Es muy testaruda... -Interrumpí.

May observó a Bika.

-No pienso mediar entre un médico y su paciente, jajaja. Pero de verdad, esto... no es necesario. 

Bika seguía sin quitarle el ojo a May. Era toda una sorpresa para ella. 

-Hasta tenéis la misma risa. -Dijo Bika.
-Jajaja... como la de nuestra madre.

Hubo un silencio.

-Bueno... ¿Cuándo le dará el alta?.
-Cuando descanse.
-Está bien...
-¿Te quedarás?.
-Claro.

May me abrazó en la camilla. 

-¿Cuánto?.
-El necesario.
-Dime que este no es otro sueño... 

Me pellizcó en el brazo.

-¿Te ha dolido?. Jajajaja. 

Bika esbozó una sonrisa y resopló hacia el flequillo. 

-A falta de una que ahora tengo que aguantar a dos... 
-Jajajajaja Bika. Juntas éramos terribles. -Dijo May.
-Pues hacerme caso... las dos.





Mitxelle. 

Han pasado varios días. Estoy junto al ventanal del camarote observando el gran vacío, las estrellas. Mi rostro se refleja en el cristal. Al rato, otro rostro igual que el mío asoma por encima de mi hombro y se apoya en él. Siento su cálido abrazo.

-Hola. -Dice May.
-Hola.
-Me recuerdas a mi... yo también me dejo perder viendo el espacio.
-Me ayuda a reflexionar...
-Ajá. Veo que también compartimos manías.

Sonreí al escuchar esa palabra.

-¿Sabes?. Apenas recuerdo nada... sin embargo, cuando me abrazas, algo en mi me reconforta. Es... cálido. 
-La familia...

Algo se estremeció dentro de mi.

-Antes... lo de mamá. 
-Perdona, no quise...
-Es cierto, tenemos su misma forma de reír...
-Déjalo.
-No... 

Una lágrima recorría mi mejilla. Intenté secármela, pero May se adelantó. 

-Eh, ya vale. Lo siento.
-Era una cría cuando...

May me abrazó con más fuerza.

-Siento mucho por lo que has tenido que pasar. Pero no puedo hacer nada para cambiarlo. Lo siento.

Mis recuerdos empezaron a aflorar.

-Estaba allí rodeada de gente que apenas conocía... no eran muchos. Recuerdo la lluvia. Las gotas de agua empapaban mis ojos. Ojos que no quitaban de encima aquel ataúd... el de mamá. No podía creerme que ella estuviera allí dentro.

-La gente se fue marchando. Apenas unas manos me tocaban el hombro mientras seguía absorta mirando la tumba. Luego ya no había nadie. No recuerdo cuánto tiempo estuve allí... quizá el suficiente para darme cuenta de que ella nunca volvería. Estaba tan petrificada que... apenas... 

-Cuando me di la vuelta había un hombre afuera observándome. Volví a casa y me quedé allí viendo pasar los días. 

-Aquel hombre llamó a la puerta. Me acogió y me dio trabajo. Lo que no sabía que mi primer encargo sería acabar con la persona que le hizo eso a mamá. No dije nada cuando me dio los detalles. Solo vi una oportunidad de vengarme contra todo aquello... contra padre, contra todo. Aquella noche me puse frente al espejo, me hice unas coletas y me maquillé como lo hacía mamá. Apenas llevaba ropa y era muy ceñida.

-Fui al lugar de las indicaciones y me presenté allí. Había un tipo fornido que me miró de arriba a abajo. Me preguntó la edad, le dije que tenia 18. Yo masticaba un chicle, lo hacía con nervio y de vez en cuando sacaba la lengua y hacía un globo hasta hacerlo estallar. 

-Se rio, algo dijo de su jefe, trató de hacer un chiste supongo. Lo que no me imaginé era lo que vería allí dentro.

-Las luces de neón inundaban las estancias, la música... aquellas mujeres y hombres. Me recordaba tanto a lo que hacía mamá. Subí al piso superior siguiendo las indicaciones de otra chica que me miraba con cierto cariño. ¿Una nueva?. Preguntó. Había más mujeres en fila esperando su chute. 

-Una nueva, decía... 

-Lo peor es que lo hacían ya por gusto, no por necesidad. Una par de ellas se peleaban por tratar de colarse. Al fondo había dos tíos. Uno contando la pasta y el otro chutando a las mujeres. 

-Un hombre se acercó a mi. Eres nueva, dijo. Ven.

-Le seguí hasta una habitación, entré y cerró la puerta. Me quedé sola. Al poco otro hombre salió del baño con una toalla. Era él, mi objetivo. El hombre que le había hecho aquello a mamá. Se quedó observándome. Hizo una muesca y me tocó las mejillas... desnúdate, dijo.

-Se dio la vuelta y se acercó a un mueble bar para preparase una bebida. Aproveché la circunstancia para acercarme a él y ponerle el cañón de la pistola en su sien.

-El hombre levantó los brazos. Hice que se diera la vuelta y vi el terror en sus ojos. Al muy hijo de puta se le escapó la meada encima. No dije nada. Sólo le miraba. 

-Recuerdo mis latidos... 

-Inflé otro globo con el chicle, pero no esperaba que el gatillo fuera tan sensible. Cuando estalló, un fogonazo me deslumbró. Cuando me quise dar cuenta... Los sesos ya estaban desparramados por el mueble bar, la sangre lo cubría todo, incluso el chicle me sabia a sangre. Me quedé petrificada.

-La música ensordecía el ambiente, así que no hubo ninguna interrupción. Con la mano me esparcí el pintalabios y salí haciendo que me abrochaba el pantalón corto. El gilipollas ni se dio cuenta, solo sonrió el muy cabrón. Cuando bajaba por las escaleras los gritos y chillidos empezaron a sonar más alto que la propia música. Hubo una estampida, así que aproveché el caos para mezclarme con las otras y salir de allí. 

-Él apareció en una moto, casi no la detuvo cuando me hizo un gesto con la cabeza para que montara. Corrí todo lo que pude y salté tras él. Le abracé con todas mis fuerzas. Noté la aceleración. Solo quería salir de allí. 

-Miré hacia atrás, con la cabeza pegada a su espalda. Vi las luces de neón alejarse hasta perderse en el horizonte. Pensé que aquello... poder vengarme, me haría sentir mejor. Pero no sentí nada. Sólo miedo. Me llevó a un motel lejos de allí, ya estaba amaneciendo. Tenía las llaves, a si que ya había estado allí antes. Cuando entramos me quité la ropa... era lo que hacía mamá y así se ganaba la vida. Supuse ese era mi futuro, mi legado. 

-Ganarme la vida como una prostituta.

-No tenía ni idea... ¿pero papá no os enviaba dinero?.
-No lo sé... mis estudios, los seguros, la casa... supongo que no daba para todo.
-¿Qué pasó después?.

-Me dio una bofetada... que por quién le había tomado, dijo. No entendí nada, a mamá le iba bien. Creía que era yo, que no tenía nada que ofrecer. Luego me dio la ropa, y me dijo que nunca, nunca hiciera eso. Que ni se me pasará por la cabeza.

-Solo quería que no me dejara otra vez sola... luego sacó un montón de dinero de una bolsa. Nunca vi tanto dinero, ni si quiera a mamá. Dijo que me lo había ganado. Que valía para esto. Me ofreció irme o quedarme. 

-¿Qué le dijiste?.

-Obviamente me quedé con él. No sabía que hacer yo sola con 17 años. Dijo, mi casa, mis normas. Nunca más volvió a levantarme la mano. Seguí con los estudios mientras realizaba trabajos para él. Me enseñó a empuñar un arma, a disparar. Controlar mis miedos y ser efectiva. Una mercenaria... una freelance. Ese fue mi legado. Se llamaba Rai. 

-Nunca imaginé que... mamá. 
-Supongo que padre se encargó bien de que no supieras nada de esto... a veces me preguntaba si lo sabía, si sabía de nuestra situación y por qué... no hacía nada. ¿Dónde estaba, May?... 
-Ven aquí. Papá no fue lo que piensas, ¿Me oyes?.
-Pero... 
-Has vivido una vida que no te pertenece y... no puedo cambiarlo. Lo que hacía papá...
-Basta... ¡yo estaba allí!. ¡En la graduación!... ¡¡nadie vino a buscarme, fui sola y cuando llegué a casa... mamá estaba allí, muerta, ¿Entiendes?. La habían chutado hasta la muerte!!. ¡¡Eso es lo que hizo padre... largarse y abandonarnos!!. ¿Alguna carta, nota, algo?. ¡¡¡Nada!!!.
-Pero so no es cierto...
-¿Qué, ahora sabes tu cómo murió, como viví?.

-Mira, déjalo... no he venido a discutir. Solo quiero estar contigo. ¿Vale?. Yo no puedo hacer nada. Mi vida ha sido bien distinta. 

Me di la vuelta, dejé de mirar el ventanal y vi a Bika sentada en el sofá. Creo que escuchó toda la conversación. 

-Deberías escuchar lo que te tiene que decir. -Dijo Bika.
-¡Qué!... que padre, ¿era maravilloso?, ¿Un buen padre?...  ¡Pues muy buen ejemplo, joder, que padrazo!.
-¡Mit!...
-Iros a la mierda...

-Vale... huye como mamá. 
-¿Qué?.
-¿Acaso crees que mi vida ha sido, lujo, enseñanzas, que me han tratado como a una reina?. 
-Tu tenías a padre.
-¡Claro, como si fuera la mismísima Aisling, no te jode!.
-May, basta. 
-¡No, no basta!. ¡Ahora me vas a escuchar tú!. ¿Dónde coño estaba mamá?. ¿Nunca lo pensaste?. ¡Claro, tú con lo de papá!. ¡Yo no tuve una madre!. 
-Ah, venga. 
-¿Quieres saberlo?. ¡Huyó porque no quería nada de esto para nosotras!. ¡Te llevó con ella!. ¡Ella fue quien nos abandonó!.
-¡Ja!. No te creo, y lo sabes. 
-¿A si?. ¿Dices que tus manos están... manchadas de sangre?. ¡Las mías también!. ¡He tenido que vivir entre serpientes... crecer entre serpientes... sobrevivir a su veneno...!. ¡No te hagas la puta víctima!. Para mí tampoco ha sido una vida... ¡perdí a una madre, perdí a un padre, joder!. Y ya... ya no quiero perderte a ti...
-Espera... espera. ¿Serpientes has dicho?.

El corazón me dio un vuelco. 

-No... no puede ser. ¿Hanorus?. No... no. No me jodas... (Ignora las serpientes). No... no... (Su veneno).
-¿Estas bien?.
-No... Él... Hanorus. 
-Rai, Hanorus, Kole, Sam, La Cerberus, el Sr. Jackson... ¿Cómo crees que Red te encontró medio muerta en Rochon?, ¿Crees que papá te abandonó?. Estaba más cerca de ti de lo que te podrías imaginar. ¿Crees que era tan estúpido?. Fue mamá quien nos apartó. Es la única verdad que nunca has querido escuchar. ¿Tú legado?. Tu legado es esto, nosotros, la verdad y la salvación, joder. 

-No... Sam... joder. ¿Bika?. 

Su silencio fue una verdad para mí.

-Joder... Bika. Lo siento, No...
-Te lo dije, todos sabíamos en qué nos metimos. Fue su decisión. -Dijo Bika.
-No me jodas... ¿Lo sabías?.
-Tu también, te lo dijimos. 
-No me dijisteis una mierda...

-Has vivido tan obstinada con una sola idea... que no has visto lo que tenías a tu alrededor. 

-No... no puede ser. 
-Si no quieres saber la verdad... por favor, no busques una mentira. 
-Mi... mi cabeza...
-¿Qué te pasa?.

...

-¡Que te vayas!.
-¡Melody, no nos hagas esto!.
-¿Hacer qué?, ¡mis hijas no son cobayas!. Nunca te perdonaré esto Alexander...
-Cometí un error, que no sea a este precio.
-¡Vete!. 

-¿Qué pasa?.
-Mayori que haces despierta, vuelve a la cama.
-¿Qué son esos gritos?. ¿Otra vez están discutiendo?.
-Schhh... que nos van a oír. Vuelve.

...

-¿Estas bien?.
-¡Vuelve!.
-Bika... déjala, tiene que recuperarse. 
-Pero...
-Se está activando.
-¿Pero el qué?.
-Sus recuerdos. Si intervienes será peor.
-Pero esta ardiendo, se ha vuelto a colapsar. 
-Es normal.
-¿Normal?.
-Bika... ahora no te puedo explicar, ¿Vale?.
-Como la pase algo...
-No la pasará nada.

....

-No quiero volver a verte por aquí. ¡¡me oyes!!.
-Me llevaré a Mayori...
-¡No te vas a llevar nada!.
-¿De qué estás hablando?.
-Te quedas solo.

...

-¡Mayori!.
-¡Espera que estas haciendo!.
-¡Suéltame!, ¡Mayori!.
-¡Alexander!... no... no vayas...

...

-¿Que hacéis aquí?. ¡A la cama!. Mayori, ven conmigo.
-¡No papá!. 
-¡Suéltame, Mitxelle!.
-No...

-¡Las escaleras!. -Gritó Melody.

...

-Hola.
-¿Qué ha pasado?. 
-Otro episodio...
-Mierda... ¿Mayori?. 
-Llevas ko un día entero. 
-¿Qué?.
-Lo que oyes. ¿Todo bien?.
-Si. Lo siento... May, tenía razón. 
-¿De qué?.

-Fue mamá quien se opuso, padre se llevó a Mayori aquella noche. Estaba borroso, creo que perdí el conocimiento... pero recuerdo a padre agarrando a May por el brazo... les vi alejarse, creo.
-Bueno, ya pasó... tiempo hay de hablar con ella. May también tiene que afrontar muchas cosas. A mi punto de ver... las dos habéis sido victimas de algo que nunca tuvo que pasar.

Miré a Bika fijamente.

-Gracias...
-No me las des... algún día me arrepentiré de esto. -Dijo esbozando una sonrisa.





Una sombra entre las sombras. 

Me levanté de la cama cuando una alarma comenzó a sonar. Las luces rojas de emergencia se activaron.

-Atención, atención... pilotos de guardia a sus cazas. Ataque al Damocles inminente.
-Mierda... -Pensé. 

Corrí por los pasillos, la gente se colocaba los trajes de emergencia. Llegué al centro de mando y operaciones del Damocles Uno. Lía estaba allí junto a Truman. Se les veía nerviosos . 

-¿Qué ocurre?.
-Nos atacan... Ángeles 13, ¡mantengan formación!.
-¡Apenas podemos!... ¡Es muy rápida!. 
-¿Pero la habéis identificado?.
-¡No vemos nada, solo algunos destellos verdes entre las sombras!. 
-¡¡Joder!!. ¡Darme datos!. ¿Sensores?.
-¡Nada... no aparecen en nuestras pantallas, Señora!.
-¡Ángeles 9, despegue!.
-Control, Ángeles 13, tres sin escudos... nos está machacando. 
-¡Ángeles 9, quiero esas mambas fuera ya, a que están esperando!.
-¡Estamos ya!.
-¿Para qué coño tenemos esos cañones?.
-Sin contacto y esa velocidad no pueden hacer fuego. -Dijo Truman.
-¿Sea lo que sea nos está haciendo frente y no podemos hacer nada?, ¡eso me estas diciendo!.
-Eso estoy diciendo. 

-Ángel 9 azul, contacto visual. Disparando a... ¡Mierda!, ¿Dónde se ha metido?. Contacto perdido... ¡impacto!, joder, ¡no me lo quitó de encima!. ¿y ahora a dónde ha ido?. 
-Ángel 9 rojo, he disparado... pero se ha ido. Solo es un caza.
-Verde, Ámbar, apoyar a rojo.
-Ángel 13 verde, pierdo potencia... estoy fuera de juego. ¡Mierda!.

Mayori apareció en la sala. Estaba pensativa. 

-¡Estamos perdiendo unidades, maldita sea! - Gritó Lía. 
-Sólo las está dejando inoperativas. -Señaló Truman. 
-¿Alguna información de a qué nos enfrentamos?. -Preguntó May a Lía.
-No lo sabemos... 
-Parece... uno de los nuestros. -Opinó Truman, quien se sorprendió con mi parecido al verla.
-¿De los nuestros, uno?.
-Está camuflado y se mueve rápido.
-¿Qué no podéis con una simple nave?. -Dijo May casi riéndose. 

Truman no dejó de mirarnos a ambas. Pero se contuvo por la situación. El pin de May fue suficiente para dirigirse a ella con el debido respeto y mantener el silencio. 

-¿Pero... qué trata de hacer?, ¡no puede hacernos nada!. -Dijo Lía. 
-¿Un suicida?. Jajajaja Lía, contrólame la situación, por favor. 
-Una persona muy desesperada... -Interrumpí. 
-¿Desesperada?. Necesitamos pilotos así... -Dijo Lía. 

Observé una sombra pasar a toda velocidad por el ventanal. La vi moverse. Sus movimientos y maniobras, de repente me vino una imagen a la cabeza, en 25195, en los cañones.

-¡Alto el fuego!.
-¿Qué?. -Dijo Lía desconcertada.
-¡Parar!. ¡Retira esas naves!.
-Pero... 
-¡Es una orden!.

Me acerqué corriendo a una de las mesas y cogí el comunicador. 

-¿Puedo hablar ya?. 
-Si, señora. 

-Biok... se que eres tú... déjalo ya.

Hubo un silencio. Al rato un punto se hizo visible en el escáner. 

-Venga, aterriza y lo hablamos. 
-¿Te has unido a esos mierdas?.

La Cobra Mark III de Biok apareció frente al ventanal. 

-Salir con la Icarus ahora mismo de ahí. 
-Biok, ya vale...
-¡No me jodas!.

Los cañones de su Cobra comenzaron a girar y escupir fuego. Todos pudimos ver el brillo de los impactos en los escudos a través del ventanal.

-Biok... ya. Te echamos de menos, vuelve con nosotros, por favor. 
-Ya has tomado una decisión, por lo que veo.
-Y quiero que formes parte de ello...
-Quiero hablar con quien esté al mando. 
-Lo estás haciendo. 

-No me jodas hermanita...
-Venga, ven.
-Pero qué coño haces ahí...
-Ven y lo hablamos. 
-Esta bien... que los tuyos tengan las manos bien atadas.
-No pasará nada, vamos. 

La Cobra se retiró del ventanal en diagonal hacia arriba. 

-Antes que recojan a los pilotos y los traigan de vuelta. Que vea lo que ha hecho. -Interrumpió Lía. -y qué no se den prisa... -Señaló. 

Observé a Lía frustrada y con razón. May también la observaba sin mediar.

Al rato nos dirigimos al hangar asignado para Biok. La vi bajar de la Cobra, aunque no sé qué la pasó con el personal de tierra, viniendo de ella... nada bueno. Luego se dirigió hacia nosotros mientras se quitaba el casco y lo guardaba bajo el brazo. Me dió una tremenda alegría ver aquellas coletas pelirrojas caer hacia ambos costados. 

No pude evitar salir corriendo para abrazarla. 

-Ya hablaremos de esto hermanita.  -Me dijo.
-¿Te quedas?.

Estaba muy seria, pero creo que el gesto que hizo era un si. Nos dirigimos con los demás. Al llegar hizo un saludo militar a Truman. 

-Me debo de estar haciendo viejo... debí saber que eras tú quién pilotaba esa vieja Cobra. -Respondió Truman al saludo.
-Vieja pero rápida y sigilosa, Señor. Me alegro de volver a verlo aunque no en estas circunstancias. 
-Y yo de tenerla de vuelta en el Damocles. 
-Le hacía ya retirado. 
-Jajajajaja, será que mala hierba nunca abandona.

Biok sonrió y luego miró de reojo a Lía.

-¿Qué hace ella aquí?.
-Es mi mano derecha. -Dijo May. 
-Joder... si que andáis mal por aquí. 

Lía se enfrentó a ella pero May se interpuso. 

-Respetarás su posición. ¿Algún problema con ello?. -Dijo May.
-Biok, por favor. -Interpuse. 

Biok acercó la cara a la de May. Se miraron fijamente. 

-¿Esta es tu hermana?. Seréis iguales... pero jamás serás como ella. -Dijo con desprecio. 

May se quedó callada. 

-Ya está bien, arreglemos esto aquí y ahora. -Dijo Lía retando a Biok.
-¿Tú?, Jajajajaja y cuantos más. 
-¡Aquí y ahora!.
-Vamos, será divertido...

Intenté interceder pero May me sujetó el brazo y movió negativamente la cabeza. 

-Cuanto antes resuelvan sus diferencias mejor.

Se separaron del grupo y se enfrentaron mutuamente. El duelo fue largo, ambas contrincantes lucharon con fiereza pero al final Biok sentenció con un golpe de gracia, una maniobra digna de ella que parecía haber dejado reservado para el final. Lía quedó tendida en el suelo sin moverse.

-Traidora de mierda... -Dijo Lía, quien apenas podía pronunciar palabra.
-¿Traidora?. Sabes de sobra quien nos traicionó. Aquellos por quien luchas. 
-Murieron... todos. ¿Dónde... estabas?... te necesitábamos. ¡Nos abandonaste!. Tu y Robert...

Biok se quedó callada tratando de recuperarse.

-Ahora... te quedas callada...

-¿Asesinar aquellos civiles?. No... no vas a hacer que me sienta culpable. Tuviste tu oportunidad... podías haber elegido otro camino. 
-¿Con Robert, eh?... dime... qué se siente... qué se siente cuando le ves con ella, ¿eh?.

-Vete a la mierda...

Biok se apartó hacia un lado con dificultad y me miró, luego cogió el casco que dejó colocado en el suelo instantes antes del duelo. 

-Biok... -Dije.
-Voy a mi antiguo camarote... si es que sigue libre.

Truman asintió.

-Ya hablaremos de esto.
-No, ¿Por qué no me lo dijiste?.
-Decirte qué. 
-Que estabas unida a Red. 
-¡Pero qué coño os pasa a todos!. ¿Acaso crees que todo en mi puta vida es decisión mía?. Robert tenía sus propios intereses... joder, no puedo creerme todo esto.
-Por eso es tu segundo, nunca haces nada sin su aprobación... debí darme cuenta. 
-Tú... tu no sabes nada. 

Biok se incorporó con esfuerzo y miró a Lía. 

-Siempre tuvo celos de mí... no es mi problema, es el suyo. 

Luego miró alrededor.

-Y todo esto es esto... es tu puto problema, no el mío... y estas empezando hacer que lo sea. 





Punto de no retorno.


Si algo he aprendido durante tantos años combatiendo es que la guerra... la guerra no cambia nunca. Sabía que algún día llegaría este momento. El momento de la reflexión... el punto de no retorno. Millones de vidas quebradas por algo tan simple como el orgullo, el poder... de tan solo unos pocos. 

Una moneda de cambio demasiado cara. 

Al final sólo hay un perdedor. La vida. Esa que tanto anhelamos. Esa, por la que todo el mundo se une para ayudar. Esa, por la que todo el mundo lucha... por una vida mejor. 

Pero solo sabemos quitársela a los demás... tu final, justifica mis medios y así... así empieza a girar la rueda, la rueda de las falsedades, las mentiras... y finalmente esa palabra que tanto nos mueve se convierte en un cáncer, un cáncer que devora todo su significado.

Tomamos decisiones, decisiones que no nos hacen menos culpables que otros. Yo no elegí la vida que me ha tocado vivir, quizá trate de justificarme pero... se que no soy mejor persona por ello, solo trato de sobrevivir y defenderla de aquellos que la deseen porque nunca sienten que obtienen lo suficiente de ella.

-¿Jaida?, ¿Jaida Buchanan?. -Pregunté por el intercomunicador. 
-Si, señora, a sus órdenes.
-¿Dije bien su nombre?.
-Si, señora, es correcto. 
-Prepare el salto a 25195.
-Si, señora, Iniciando preparativos. 

Me levanté y me dirigí al asiento del puente de mando que estaba en la sala contigua. Pude sentir la majestuosidad del Damocles en mis manos. 

-¿Todo preparado, Jaida?.
-Si, señora. Damocles Uno al 100%.
-¡Adelante!. 

Creo que Biok tiene razón, quizás les esté empujando a un camino sin retorno. Todas las dudas que tenía, se están convirtiendo en mis propias serpientes.





El precio de un nuevo comienzo.

Han pasado semanas y hemos retomado los pocos sistemas que nos quedaban. Aunque esta vez será algo diferente... un nuevo comienzo se cierne en el horizonte, bajo la atenta mirada de la gran amenaza Thargoide que se avecina. 

Biok ha vuelto con nosotros, después de una larga charla y hacer las paces con Lía. Ella la animó para que ayude a entrenar a los pilotos mas jóvenes. Traté de evitar entrar en... temas personales, pero ha accedido. Creo que está haciendo esto por mi... no lo sé, a tema personal me refiero, es desconcertante, a veces. 

Bueno... es hora de hablar con Red, tiene que contarme algo sobre todo esto, seriamente.


Me levanté del asiento del puente de mando y me dirigí hacia el taller, pregunté por Red. Me dijeron que se ni lo encontraba allí estaría en la Icarus. Subí a ella y me dirigí hacia la sala de mantenimiento. 

Seguí por aquel pasillo estrecho esquivando tuberías, al rato comencé a escuchar unas voces al fondo, parecía Mayori hablando con Red. Deceleré el paso y sentí que mis orejas querían aumentar el sonido de todo lo que percibía. 

-No me importa, Robert. Solo quiero saber si va a ser un problema. 
-¿Acaso crees que puedo controlarla?.
-Pues si no lo haces, tendré que intervenir. 
-¡Eso jamás!, ¿Me oyes?.

-Robert, esto os supera.
-No sabes lo que dices...
-¿Qué no?... ¿Tu y Bika con mi hermana?. ¡Se suponía que teníais que protegerla!.
-¡Y lo hacemos!. ¿No estamos aquí?. ¿Qué más queréis?.
-¡Que os mantengáis al margen!, ¿Tan difícil es eso, Robert?.
-No... hicimos un juramento a tu padre... no me jodas.
-¿Juramento?, ¿Qué parte de, pro-te-ger, no habéis entendido?.
-Mira... sé que tu padre tampoco quería esto... pero tú no has vivido con él sus últimos años.

-¡Ah!, gracias por recordármelo. 
-Ni si quiera nos habló de ti...
-A eso me refiero, Robert. ¿No lo entendéis?.
-No... no lo entiendo. Esto... lo que hacemos... es por ella, por tu padre, por el mío. Bika perdió a su único hermano, yo perdí a mi padre y al tuyo, él era como otro padre para mi...
-Y casi perdéis a mi hermana también. 
-Eso no... 
-Eso no, ¿Qué, Robert?.
-No me jodas, May.

...

-No tenéis ni idea de lo que mi padre os dejó en vuestro poder... 
-¿Y tu si?. ¿Lía, el Damocles?, ¿esto es todo?. ¿Crees que con esto es suficiente?.
-No, Robert. Por eso estoy aquí. 
-¿Por esto o por tu hermana?. Dime Mayori... tu organización o ella.
-¿Tengo que contestarte a eso?, me sorprendes Robert lo simple que puedes llegar a ser, de verdad.
-¿Entonces?.
-Entonces nada... quizá se me olvide que ella, ¿es un puto arma de destrucción masiva intergaláctica?. ¿Qué podéis encapricharos de ella?. ¿Qué todo el trabajo de mi padre, el cuál dio su propia vida, por esto, por mi hermana y por mí, que sacrificó a toda su familia, es vuestro juguete?. ¿Tú eres consciente de la cantidad de vidas humanas que va a costar acabar con los Thargoides, de todo lo que hemos hecho desde lo que tu llamas, organización?, ¿Sabéis lo que he dado yo?, ¿A cuántos tengo y tendré que silenciar?. ¿Cuál es el precio de ocultar la verdad de lo que nos destruiría como humanidad?. 

-¿La sacrificarás a ella también?. ¿Lo único que te queda?. 
-Robert...

-Hemos regresado a 25195... solo quiero... quería, que... lo supierais. Nada más. -Interrumpí la conversación. 

-¿Mitxelle?.
-¡Mitxelle!... ¡vuelve!...

Noté una presión en el brazo, tiraba hacia atrás de mi. Cuando me di la vuelta Mayori se apartó hacia atrás. Mis ojos habían cambiado y ella empezó a gritar de dolor. Algo se apoderó en mi interior, algo que necesitaba dejar salir.


El Damocles fue perdiendo energía estancia por estancia, hasta quedar como un buque fantasma. Las naves de seguridad que patrullaban alrededor también quedaron a merced de la inercia. 

Cuando recuperé la consciencia vi a May tumbada en el suelo. Me agaché y la levanté la cabeza, estaba inerte, sin vida, había sangre en mi mano.

-¡Ayuda!...

-Por favor... 

-¿hay... alguien ahí?. ¡AYUDA!.

En ese momento vi a Red también en el suelo.

-¡Noooo!...


... Fin capítulo 4 ...
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