La Carrera a Nanomam
20 Apr 2022Topo Estepario
Entrada de bitácora de: JOSEPHINE HARDIN
Primer oficial de la nave TO-06K. Comandante en funciones
Remendar heridas y recolocar huesos se me da bien. Es todo mi conocimiento sobre medicina, pero sé lo suficiente como para hacerme cargo de que un derrame cerebral es un "Date prisa o adiós muy buenas".
El módulo médico recomendaba una trepanación para aliviar la presión. Me dije que era sencillo, que era como colocar cargas sísmicas en un asteroide midiendo su fuerza... pero me venía grande. Mis manos temblaban y en la primera incisión para llegar al cráneo, el láser quirúrgico casi me corta un pulgar. Limpié el corte para dejar a la vista el hueso. Ajusté la barrena de 0,6 mm y preparé la cánula de drenaje. No podía apresurarme, un exceso de presión en la barrena y podía dejar al Comandante cazando moscas para el resto de sus días.
No sabía muy bien cuándo parar. Yo ignoraba la profundidad del hueso ¿Entre 4 y 6 milímetros? Un médico habría sabido interpretar la olotomografía, pero yo no soy médico. Mis preocupaciones eran vanas. Al atravesar el hueso, la sangre acumulada salió por el agujero empujada por la presión intracraneal. Me apresuré a introducir la cánula y a conectarle una bomba de drenaje.
Pero ya no sabía qué más hacer. Había liberado la presión del cerebro, pero ignoraba si el vaso sanguíneo que había estallado seguía soltando sangre dentro del cráneo.
El Comandante tenía apenas una hora para salir de ésta. 1.600 años luz en una hora. Un salto cada minuto. Imposible. Yendo la cosa bien, entre que se enfría el MDD y se reposta combustible cada seis saltos, la media no podía bajar de dos minutos.
No había opción. Me salté todos los seguros del MDD y doblé el límite de combustible. Era temerario. Había altas probabilidades de que el MDD saltase por los aires en medio del hiperespacio y que acabáramos evaporados en una estrella. Eso unido a que los cálculos de vector sobrepasaban la capacidad de la computadora del MDD y el segundo tramo del salto había que dirigirlo manualmente.
Esto se lo vi hacer a Turk Marshall una sola vez. Huíamos de unos imperiales a los que les habíamos robado un cargamento de casi 300 toneladas de Grandidierita, y no conseguíamos despistarlos. A la Type-7 que llevábamos le pesaba mucho el culo y su escaso salto de 16 ly, facilitaba que los perseguidores nos localizaran con los escáneres de estela. Dio tres saltos seguidos, sin siquiera esperar a que el MDD se enfriara y en el último la nave nos eyectó antes de volar en pedazos. Despertamos en The Pillar of Fortitude con una condena de dos años.
Pero los dos primeros saltos salieron bien y yo esperaría al enfriamiento del MDD. Podía conseguirlo.
El MDD rugía en cada salto, haciendo que la nave vibrara enloquecida. Era difícil mantener el vector de rumbo manualmente y perdí valiosos minutos por salir demasiado pronto del hiperespacio y tener que navegar en supercrucero hasta el siguiente punto de salto. Dos enanas blancas no catalogadas ayudaron a recuperar el tiempo perdido y más aún, acortar la ruta inicial sustancialmente.
Cuarenta y tres minutos. Nada más llegar al alcance de radio de Han envié el código de emergencia:
–May day, May Day. TO-06K en emergencia médica. Sujeto politraumatizado y con accidente vascular cerebral en progreso. Solicito aterrizaje de emergencia.
–TO-06K recibida llamada de emegencia. Proceda a pista de aterrizaje 39, Comandante. Servicio de emergencias activado, le esperarán en la pista. Resto de naves despejen acceso a hangar y mantengan posición esperando instrucciones.
Las lágrimas brotaron incontenibles.
–Aguante, Comandante. Ya hemos llegado.
Los Servicios de Emergencia entraron en tromba y con la destreza que da la experiencia, en menos de dos minutos el Comandante Estepario estaba estabilizado y de camino a Cuidados intensivos.
"Y ahora ¿qué?"
De momento, iré al bar a tomarme una copa. Me la he ganado.