Balas y cerveza
24 Apr 2022Topo Estepario
Entrada de bitácora de: JOSEPHINE HARDIN
Primer oficial de la Flota del Comandante Estepario. Comandante en funciones
Dos años en The Pillards of Fortitude me hicieron olvidar lo divertido que es volar con Turk. Teníamos que hacer una limpieza de piratas en Tollan, Bodedi y Nanomam. En Tollan la cosa fue fácil. Apenas una decena de piratas ofrecían poca resistencia y las recompensas eran dinero llovido del cielo.
El viejo mercenario se lo pasaba en grande a los mandos del caza y la edad no le había mermado reflejos ni destreza. Salía a toda velocidad de la bodega de la "Trazo firme" (así bautizó a la Krait MKII, "una nave sin nombre siempre es olvidada por los dioses", decía) y en un parpadeo caía sobre los objetivos abrasándoles los escudos con los láser. Cuando la primera víctima quería darse cuenta de lo que estaba pasando, yo ya lo estaba haciendo añicos con los multicañones. Así uno tras otro, mientras yo acababa el trabajo, Turk me cubría las espaldas de los que venían en su ayuda.
Todas las noches, al acabar el trabajo, nos tomábamos unas copas en el bar de Hahn y Turk encandilaba a los novatos con los relatos de batalla. Siempre exageraba el número y la habilidad de los enemigos para ensalzar más la suya. Ellos lo escuchaban embobados. Yo me reía, pues conozco la fascinación que causa Turk cuando cuenta historias. Durante los años que estuve bajo su mando, no recuerdo una noche sin sus acostumbradas y siempre diferentes anécdotas.
No parecía molestarle estar al mando de su antigua aprendiz, muy al contrario, se mostraba muy cómodo en el papel de tripulante. Era eficaz, y cumplía las órdenes incluso antes de que se las diera. Hemos hecho un tándem tan formidable, que en la estación todo el mundo nos saluda como si nos conociera de toda la vida.
Pero poco tardaron los piratas en darse cuenta de que había un nuevo sheriff en la ciudad. Tras varios días de cazas fáciles, en Bodedi los encontramos más preparados. Siempre iban en grupos de cinco o más, escoltados por una Anaconda fuertemente armada. Se habían aprovisionado de señuelos y contramedidas y ya no resultaba tan fácil. Aún así, no tuvimos problemas en limpiar el sistema, aunque tuvimos que interrumpir un par de veces la caza de piratas para aprovisionar y reparar la nave.
–Mi niña, creo que ha llegado la hora de visitar a un par de amigos que pueden darle un poco de cariño a "Trazo firme".– Señaló con su vaso al gran ventanal que daba a los hangares.
–¿A qué te refieres?
–La Krait está muy bien equipada, pero se puede mejorar más con unos retoques de gente sabia. Un toque en el MDD, otro en las armas, una mejora en los escudos. Cosas que nos pueden facilitar mucho la labor y evitar que nos maten, sobre todo ahora que las facciones de piratas conocen nuestra existencia.
Los ingenieros ¡menuda raza! Había oído hablar de ellos. Son un gremio exclusivo al que no se accede con riquezas. Puedes ir con millones de créditos a llamar a su puerta, pero si no eres digno de sus conocimientos, te quedarás en la calle secándote las lágrimas de frustración con tu dinero. Tienes que conocer a alguien, generalmente otro ingeniero que te avale, o tienes que haber realizado alguna hazaña que te haya dado algo de notoriedad.
–Primero iremos a ver a Felicity en Deciat. Nos pondrá a punto los impulsores y el MDD.
–¿Felicity Farseer es amiga tuya?
–Ja ja ja. Bueno, hace muchos años era algo más que una amiga. En fin, ya sabes cómo acaban esas cosas.
–Eres un truhan, viejo zorro. Espero que no se la liaras tan gorda como para que se acuerde.
–¡Y yo!
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Felicity Farseer nos recibió en silencio en su despacho. Había dos sillas delante de la mesa, pero no fuimos invitados a usarlas. Permanecimos de pie delante de aquella mujer con el ceño esculpido en la frente, y la mirada clavada en Turk que carraspeaba evitando la mirada de la ingeniera.
–Bueno, Turk, he de decir que has cumplido tu promesa de volver. Veinticinco años tarde, pero sí, aquí estás.
–Fel, yo...
–Ingeniera Farseer, si no te importa. Ya no compartimos tanta... confianza, Turk. –me miró por primera vez y noté el arañazo de los celos– ¿es tu nueva "tripulante"?
–En realidad soy su comandante, Ingeniera Farseer.
–¿Cómo? –rio hasta las lágrimas– El Comandante Marshall bajo el mando de una mujer, quién lo iba a decir. Los años te han vuelto blando, Turk.–y siguió riendo a mandíbula batiente.
–Turk me ha hablado sobre ciertas modificaciones que puede hacer a mi nave.
–¡Alto, alto, señora comandante! No vayamos tan deprisa. Todavía no he decidido si echaros a patadas de Deciat.
Turk levantó los brazos en un teatral gesto de resignación y se dio la vuelta dirigiéndose a la puerta.
–¿Lo ves, Jos? Te dije que era inútil. Tendríamos que haber ido a Khun desde el primer momento. Hemos perdido un tiempo valiosísimo.
Lo miré desconcertada y aprovechando que estaba de espaldas a la ingeniera, me miró abriendo mucho los ojos y enarcó las cejas.
–¿Elvira Martuuk? ¿En serio? –la Ingeniera Farseer se levantó rugiendo como un león al que acaban de pisarle la cola– Esa niñata no sabe diferenciar un Motor de Distorsión de una tetera.
–Bueno, querida –Turk, aún de espaldas, sonreía– tampoco nos dejas muchas opciones.