Crónicas de Onil (Capítulo 2). Tambores de guerra
24 Nov 2022Topo Estepario
24 de Noviembre de 3308Estación Scotti Visión. Onil
–¿Me estás diciendo que una panda de indigentes ha hecho todo esto?
Donald Husbi, el Ciudadano Jefe, arrojó a la cara de sus generales los informes del sistema. Los papeles volaron a través del silencio cayendo sobre ellos como una nevada.
–¡Madita sea! Tú, Ramírez –el aludido tragó saliva y dio un paso al frente–, ¿puedes explicarme por qué no somos capaces de defender los dos pequeños asentamientos de Onil 4a con cinco batallones bien entrenados y equipados?
Ramírez, un veterano general curtido en las guerras corporativas de Nanomam, miró por el rabillo del ojo intentando encontrar algún apoyo entre sus compañeros de gabinete, pero notó la fría caricia de la soledad. Sabía que se estaba jugando un paseo al paredón. Reunió valor y con todo el aplomo que pudo se dispuso a aceptar su destino fuera cual fuera.
–Estos no son los carroñeros a los que estamos acostumbrados, Señor. Los ataques están bien planeados y ejecutados de forma muy profesional. Nuestros soldados carecen del entrenamiento de combate avanzado para hacer frente a fuerzas tan expertas y no...
Husbi cruzó la cara de Ramírez de una sonora bofetada.
–¡Cállate, maldito cobarde!
Ramírez cubrió su ira con un muro de estoicismo. De buena gana le hubiera arrancado la tráquea allí mismo a ese dictadorzuelo desquiciado.
–Señor Clinton, Ministro de Comercio ¿no teníamos un tratado con Egovi Union para asegurar la paz y el auge con esa facción dueña de medio sector?
–Sí, señor, y se está cumpliendo al menos por nuestra parte...
–¿Me puedes explicar, entonces, por qué estamos al borde de la guerra con un aliado que puede borrarnos de la galaxia si una mañana se levanta malhumorado?
El Ciudadano Jefe paseaba nervioso, con la cara congestionada y una vena hinchada por la ira le cruzaba la frente. Todos los presentes reconocían esa situación y no auguraba nada bueno.
–¿Qué quiere esa gente, Embajador?
–En mis conversaciones con Marshall lo único que pude sacar en claro es la lista de necesidades de su flota, Señor.
–Han de tener un punto débil. Un sistema de origen, un aliado, ¡Algo que les importe y podamos atacar!
–No hemos encontrado nada, Señor. Es una flota compuesta de renegados de otras facciones. No tienen aliados, no tienen apoyos. Sólo una Red de "contribuyentes" como ellos los llaman, facciones que los pagan para que no les hagan lo mismo que nos están haciendo a nosotros.
–¿Me estás sugiriendo que acceda a su chantaje, maldito traidor?
–No, señor –al Embajador le temblaban los labios–, sólo le transmito los hechos. La estrategia es un conocimiento que los dioses me han vetado, señor.
–¡Fuera de aquí! ¡Todos! ¡Necesito pensar!
El gabinete de gobierno no necesitó que le repitieran la orden. Los generales y ministros salieron aliviados y apresuradamente del despacho.
–Ramírez –una vez fuera, el Embajador se acercó discretamente al veterano general–, ¿podemos hablar en privado?
Ramírez no ocultó su desprecio por esa rata política. Sabía lo que venía a continuación, su entrenamiento como soldado no le había mermado su destreza en valorar situaciones de salón, y esa era, pasó a paso, el arquetipo del preludio a una conspiración.
(**Sigue el Out of Context de Marshall en Twitter: @CmdtEstepario**)