Expedición STNR 1 - Capítulo 1. El Náufrago.
08 Mar 2023Topo Estepario
Era el noveno día de exploración. La primera etapa del viaje hacia Sagitario A cruzando Hawking's Gap rumbo a Norma Expanse había transcurrido según lo previsto. Con las naves cargueras repletas de Tritio, no había hecho falta tocar las reservas del carrier La Birra de Brian, base de operaciones de la expedición, y la técnica de minado a láser sugerida por el Comandante Airsurfer se había revelado muy eficaz.La delegación de Universal Cartografic y la de Vista Genomics estaban reportando pingües beneficios a los miembros de la flota, que iban completando sectores de exploración barriendo sistema a sistema.
Turk Marshall se dirigía hacia La Birra de Brian. Había completado ya más de cien saltos de los doscientos cuarenta necesarios para finalizar su ruta de exploración, cuando recibió el mensaje de Salvor.
"Hemos recibido una llamada de auxilio y una solicitud para atracar en La Birra de Brian"
Siguiendo un ancestral código cuyos orígenes se han perdido en el tiempo, todo comandante está obligado a acudir a una llamada de socorro y prestar ayuda a quien allí se encuentre. Ni los piratas más malvados y asociales quebrantan esa ley no escrita, y mucho menos a 15.000 años luz de cualquier sistema habitado conocido.
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–¿Ha desembarcado ya el Comandante de la nave accidentada?
Salvor había visto atracar a la maltrecha Anaconda. Tenía el costado de estribor destrozado y a duras penas era capaz de maniobrar para acoplarse a La Birra de Brian.
–Sí, Comandante y solicita hablar con quien esté al mando.
–Bien, asignenle un camarote. Iré a verle cuando se instale.
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La comandante que se hallaba ahora ante Salvor guardaba una protocolaria pose marcial. En posición de descanso, con las manos a la espalda y con la vista al frente, se presentó.
–Comandante Sonya Paxton, señor.
–Relájese, comandante. No somos una flota militar, al menos en este momento, y en su caso, tampoco usamos esas fórmulas de tratamiento. Mi nombre es Salvor Seventy. Bienvenida a La Birra de Brian.
Paxton relajó el gesto y se apoyó en la mesa.
–Le agradezco la ayuda. No creo que hubiera podido aguantar muchos días más con la nave en ese estado.
–¿Y cómo fue? La exploración no está exenta de accidentes, pero esos daños no parecen causados por... una colisión.
El informe del astillero era claro. Los daños en aquella nave estaban provocados por armas. Los módulos de escudo estaban fritos y los refuerzos estructurales eran un amasijo de metal quemado y retorcido. Eso unido a que la construcción de aquella Anaconda, fuertemente armada, parecía más orientada al combate que a la exploración había despertado las alarmas en Salvor... y además, estaba esa extraña sensación de conocer a esa mujer desde que la había visto.
–Sí... bueno... digamos que salí de La Burbuja con mucha prisa.
Paxton se mantenía impasible ante la incómoda pregunta. Sabía que iba a tener que dar una razón mucho más convincente.
La sensación de Salvor de dejà vu iba en aumento, y la esquiva respuesta de Paxton le había puesto en guardia. Y de pronto en su cerebro se hizo la luz.
–Comandante Paxton, usted y yo sabemos que ese no es su nombre –en su cabeza, como saliendo de la niebla, apareció una foto sostenida por una mano moribunda. Una foto de un orgulloso padre abrazando a su hija1–, así que será mejor que empiece a explicarme cómo ha acabado a quince mil años luz de Onil en ese estado... Comandante Ramírez.
1 Véase Crónicas de Onil. Capítulo 4
(**Sigue el Out of Context de Marshall en Twitter: @CmdtEstepario**)