La Taberna de Koki
24 Aug 2024QUATUM RICK
La Taberna de KokiEn el vasto universo de la burbuja, donde las estrellas se entrelazan con historias de gloria y tragedia, existe un rincón singular conocido como La Taberna de Koki. Este bar, ubicado en la estación Rush Enterprise del sistema Agarda, no goza de la fama de otros lugares más reconocidos como el Bar de Manolo en el sistema Putas, el famoso Salón Dorado en Cubeo, o el Café Anaconda en Nueva San Francisco, en la Vieja Tierra. Sin embargo, La Taberna de Koki tiene un encanto único que la distingue de todos ellos: una mezcla de camaradería, misterio, y un pasado tan colorido como el universo mismo.
El origen de la taberna se remonta a un sargento retirado de la Federación, un hombre que en sus años mozos había sido jefe de mecánicos en una de las naves de guerra más emblemáticas de su época. Tras caer en desgracia, perdió todo lo que tenía, y su vida estuvo a punto de extinguirse en los oscuros confines del espacio. Pero el destino intervino a través del viejo comandante Quantum Rick, quien lo rescató en el último momento, devolviéndole no solo la vida, sino también un propósito.
Con los pocos ahorros que le quedaban, el sargento retirado compró un bar destartalado en la estación Rush Enterprise. Lo decoró con luces de neón que chisporroteaban en el techo, adquirió unos bots camareros de segunda mano, y se aseguró de ofrecer la mejor cerveza de Konga y el más exquisito brandi Laviano, conseguido en el mercado negro. Gracias a la bella y audaz Katyusha, quien pilotaba su Type-7 con precisión y gracia, llegaban regularmente los cargamentos especiales para la taberna. Era un negocio pequeño, pero el sargento sabía que había encontrado su hogar.
En cualquier noche, la Taberna de Koki es un hervidero de actividad. Aquí, puedes encontrarte con todo tipo de personajes: comandantes de renombre, pilotos novatos aún con el brillo de la esperanza en los ojos, veteranos curtidos en el arte de la guerra, espías que intercambian información con cautela, mercenarios de miradas afiladas, mercaderes negociando cargamentos de dudosa procedencia, mineros agotados tras largas jornadas de extracción, y exploradores con historias de las estrellas lejanas. Los nombres de Abigor, Mumarda, Marcomix resuenan con frecuencia entre las paredes de la taberna. Incluso Maya Fey, famosa por su habilidad en el combate, fue vista una vez aquí. Y no se puede olvidar la noche en que Niberobey, conocido por su temible reputación, se cargó a un par de mercenarios que venían a matarlo; una pelea que dejó a todos los presentes sin aliento.
A veces, si observas detenidamente, puedes notar a un viejo comandante con una chaqueta desgastada sentado en la barra. Con una jarra de cerveza en mano, comparte risas con una dama de risa fácil y chistes picantes. Ambos parecen fuera de lugar, pero nadie se atreve a preguntar. En las cabinas privadas, se cierran tratos de todo tipo: algunos legales, otros no tanto, y otros que no pueden clasificarse en ninguna de esas categorías. Y allí, siempre presente, un enano pelirrojo y tuerto lanza sus dados de plata sobre la mesa, sonriendo con esa sonrisa que revela demasiado y nada al mismo tiempo. Todos en la estación saben quién es: el jefe de la mafia de Agarda. Pero, por alguna razón, nadie se atreve a cruzarse en su camino.
Detrás de la barra, entre las botellas de licores que brillan con luces suaves, hay un grupo de fotografías descoloridas por el tiempo. Una de ellas muestra a un grupo de militares de la Federación, la élite del legendario Escuadrón Quantum. La mujer con galones es la Almirante Helen, conocida por su severidad y su valor inquebrantable. El hombre musculoso a su lado es Ivan, de quien se dice que podía reparar cualquier cosa, incluso con los ojos vendados. El sujeto delgado con la cara siempre manchada de grasa es Korki, el mismo que dio nombre al bar. Y finalmente, en el centro de la imagen, está la pareja que sostiene un conejo blanco con manchas grises: Rick, Angela, y el famoso conejo Koki, mascota y símbolo de resistencia para aquellos que sirvieron en el escuadrón. Esos días ya pasaron, pero la memoria perdura. Al lado de la foto, colgadas en un lugar de honor, están unas cuantas medallas; solo una pequeña muestra de las condecoraciones ganadas con sudor y sangre por aquel mítico escuadrón.
Para los nuevos visitantes, hay una tradición especial en la taberna: dejar una propina en la enorme botella con forma de mujer desnuda que se encuentra al final de la barra. No es solo una costumbre; esas propinas ayudan a comprar aceite para los bots camareros, que se mueven de mesa en mesa con una gracia casi humana.
La Taberna de Koki no es un lugar cualquiera. Es un refugio para los que buscan algo más que una simple bebida; es un santuario para aquellos que tienen historias que contar y cicatrices que mostrar. En este rincón del universo, las estrellas no solo brillan en el cielo, sino también en los ojos de aquellos que han visto el límite del universo y han regresado para contarlo.