bitacora del cmdt Quatum Rick
16 Dec 2024QUATUM RICK
Bitácora del comandante Quatum RickEscena: Interior del Moulin Rouge, Sistema sol, planeta tierra, ciudad Paris, diciembre 3310
El Moulin Rouge, una de las pocas estructuras que aún resistía en la devastada ciudad de París, era ahora una sombra de su antigua gloria. Bajo la luz de un tenue generador de emergencia, Madame Pompadul, vestida con un atuendo que combinaba elegancia del viejo mundo con la funcionalidad de una era de guerra, esperaba en la sala principal. Las paredes mostraban cicatrices de la guerra targoide, y los ecos de disparos distantes recordaban que el tiempo era un lujo.
El Comandante Quantum Rick, un hombre mayor de aspecto severo y marcado por las batallas, ingresó al lugar. Su traje de vuelo, reforzado con placas de combate, llevaba las insignias del glorioso Comando Elite Hispano. Sus pasos resonaron en el silencio del Moulin Rouge.
Madame Pompadul: (con una mezcla de orgullo y desesperación) Rick, mi viejo amigo, eres bienvenido. Gracias por venir, aunque las circunstancias sean... menos que ideales.
Comandante Quantum Rick: (mirando alrededor, con voz grave y seca) Mi amiga, París está cayendo. Los targoides no muestran piedad. Si vamos a hacer esto, debe ser rápido.
Madame Pompadul: (asintiendo lentamente) Mis bailarinas exóticas son lo único que queda de este lugar. Representan un legado, una chispa de humanidad en medio de esta barbarie. Necesito que las saques de aquí antes de que sea demasiado tarde.
Comandante Quantum Rick: (cruzando los brazos) Entiendo el valor sentimental, pero evacuar a un grupo tan grande, en estas condiciones, no es fácil ni barato. Tengo una nave, una Python equipada, pero no es un crucero de lujo. Necesito saber qué puedes ofrecerme.
Madame Pompadul: (levantando la barbilla con determinación) Mi fortuna personal ya no tiene valor aquí, pero tengo contactos en Rhea y en el sistema Sirius. Si logras evacuar a mis bailarinas, te garantizo un acceso prioritario a recursos y protección en esos sistemas. Además... (hace una pausa dramática) he recuperado una pieza de artefacto guardián que podría interesarte.
Comandante Quantum Rick: (sus ojos brillan por un momento al escuchar "artefacto guardián") Eso cambia las cosas. Pero necesitamos un plan. Los cielos sobre París están llenos de scouts targoides. Mi Python puede soportar algo de fuego, pero necesitaré un corredor despejado. ¿Tienes contactos para eso también?
Madame Pompadul: (sonriendo con astucia) Los tengo. Un grupo de comandantes en cabeza del distinguido Cwik, aún controla un área en los cielos de la ciudad. Pueden distraer a los Scouts lo suficiente para que escapes con las bailarinas. Pero esto debe hacerse esta noche, antes de que pierdan su posición.
Comandante Quantum Rick: (pensativo) Bien. Organiza a tus bailarinas. Las quiero listas para partir en dos horas. Asegúrate de que solo lleven lo esencial, pero trata que al menos lleven ropa decente, no quiero atracar en una estación con un grupo de jovencitas medio desnudas, cualquier peso extra podría costarnos la vida.
Madame Pompadul: (con una mezcla de gratitud y solemnidad) Gracias, Rick, Estás salvando algo más que unas vidas. Estás salvando un sueño, una parte de lo que solía ser nuestra humanidad.
Comandante Quantum Rick: (mirando fijamente a Madame Pompadul) No es solo por humanidad, Mi bella amiga. Ese artefacto guardian tiene un gran valor en esta guerra. Si esto funciona, podría ser nuestra mejor arma contra los targoides.
Madame Pompadul: (sonriendo con melancolía) Entonces ambos ganamos, Almirante Sánchez. Que así sea.
Escena final: Mientras el viejo comandante sale para preparar su nave, Madame Pompadul observa desde una ventana rota, viendo el cielo lleno de destellos de fuego y sombras de los scouts targoides. Sus bailarinas comienzan a reunirse, cada una llevando una parte de la historia del Moulin Rouge consigo. En un rincón, la dama de belleza marchita acaricia un pequeño contenedor que guarda ese artefacto guardián, sabiendo que su valor va más allá de lo material.
La evacuación está por comenzar, y con ella, una pequeña chispa de esperanza en medio de la destrucción. El reloj sigue corriendo, y la guerra targoide no espera a nadie.