Bitácora de la comandante 03
04 Jan 2018Snowsturm
Sector: Inner Orion SpurCuadrante: 60 : -75 : 30
Sistema: Sowiio
Localización: Sowiio D 2, Estación Janszoon Prospect — Centro de detención
Hora: 13:58:09 del 02 Ene 3304.
Cambio.
// ESTA TRANSMISION SERA REGISTRADA EN LA BASE DE DATOS DE LA PROCURADURIA DE DOMINION OF SOWIIO Y PODRA SER USADA LEGALMENTE EN SU CONTRA DURANTE PROCEDIMIENTOS CRIMINALES O ADMINISTRATIVOS //
// ¿ACEPTA LOS TERMINOS? Y / N //
// Y_ //
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Algo terrible ha sucedido. Y todo es mi culpa.
Lo siento, Caterina. Lo siento tanto.
Estoy sentada en una celda, tras barras, sin nave ni dinero. Luego de un registro corporal, no tengo más a mi nombre que esta decrépita terminal monitoreada por la que estoy escribiendo estas palabras. Creo que, luego de canjear unos favores, me van a restar a lo sumo unos 80.000 créditos que se esfumarán en multas, papeleo y algún bocado de comida si es posible. Jamás pensé las cosas podrían dar un giro, tan drásticamente, en un segundo.
Si tan sólo hubiese previsto que terminaría así... Fue mi avaricia. No hay otro culpable.
…
La historia comienza hace dos días...
Sector: Inner Orion Spur
Cuadrante: 60 : -75 : 30
Sistema: Synteini
Localización: Estación William Sargent Vision
Hora: 23:28:18 del 31 Dec 3303.
Cambio.
Caterina (mi subteniente) y yo estábamos analizando las diferentes trayectorias para poder maximizar nuestra influencia bajo el blasón de la senadora imperial Zemina Torval, de forma local y galáctica, antes del fin del ciclo de rotación de potencias galácticas en los próximos dos ciclos terrestres (dos días, para ser más claras). De esta manera, podríamos incrementar nuestros ingresos locales y renombre de manera substancial. Sentada ahí, no podía evitar ignorar varios de los comentarios de Caterina. Seguía algo molesta con ella, para ser sincera.
En nuestra previa misión, decidimos apoyar a un aliado que se aventuraba a surcar los cielos por primera vez: el comandante HakaBlack. Organizamos un par de vuelos sencillos, agradables y sin acontecimientos notables. Antes de partir con el comandante, le sugerí que se uniese a un entrenamiento rutinario de formaciones de combate, a lo cual accedió agradecido por todo nuestro apoyo durante el día.
—Caterina, voy a tomar un caza. —le notifiqué, levantándome de mi asiento. Nuestra nave, Silver Memory, era demasiado grande como para practicar la fineza de maniobras menores; era un mastodonte enorme que estaba planeado para usarse en una pelea más como un garrote que como una daga. Caterina me respondió con un saludo militar habitual. No pude evitar notar que esbozaba una sonrisa nerviosa en su semblante pero decidí no prestarle atención.
Descendí por la escalerilla hasta el hangar de cazas, y me monté en un pequeño modelo Taipán que estaba ya ensamblado—. Todos los sistemas funcionales, desplegando caza. —anuncié por el comunicador.
—The commander is outbound. Second Liutenant Caterina Kirk has the deck. —anunció Celeste, mi Asistente de Voz de Cabina, mejor conocida como COVAS. Similar a una inteligencia artificial, Celeste anunciaba acontecimientos e incidentes importantes a bordo, al igual que ayudaba con tareas de mantenimiento y asistencia en combate. Toda una maravilla.
Una pequeña sirena. Me aferré a mis mandos. De un empujón seco, la pequeña nave se disparó súbitamente a toda velocidad por los rieles, emergiendo por la plataforma desplegada bajo la parte frontal de la quilla a más de 250 kilómetros por hora. Jamás podría cansarme de esa sensación.
Invertimos más de media hora entre el comandante y yo en maniobras básicas, rotaciones, maniobras evasivas y formaciones para vuelo en escuadrón en torno a Silver Memory. Al completar el giro final del entrenamiento exitosamente, el comandante HakaBlack rompió formación para aterrizar en la base local, la cual era demasiado pequeña para nuestra nave. Solté la palanca por un segundo, estirando ambos brazos a gusto, sin medirme al soltar un bostezo.
Una súbita y estrepitosa barrida de parpadeos brillantes me sobresaltó y, desde la cabina del caza, me horroricé al ver a Silver Memory aplacando al comandante HakaBlack a todo fuego.
—¡Alto al fuego! ¡Fuego amigo, fuego amigo! ¡Subteniente Kirk, cese fuego inmediatamente!
El fuego cesó. El silencio era horripilante. No hubo transmisión de vuelta de parte de la nave madre, así que me olvidé de Caterina por el momento. Ya lo dejaría para cuando regresase a bordo.
—Silver Memory, mantenga posición y repliegue puntos fijos de inmediato. —le ordené agresivamente a la subteniente por el comunicador—. Comandante HakaBlack, reporte, ¿cuál es su estado?—
Hakablack, probablemente pasmado por la sorpresa, replicó que aún se encontraba vivo, para mi alivio.
—Proceda con una revisión de emergencia previa a su aterrizaje. —Confirmó, aún turbado, que el daño había sido suficiente para despedazar sus escudos y una fracción menor de la integridad de su casco, en una fracción de segundo. Afortunadamente había cesado justo a tiempo. Podría haber sido mucho peor. Luego de despedirme y escoltarlo muy de cerca hasta la estación, volé de vuelta a toda velocidad hasta la Silver Memory. Dispuse la señal para embragar con la nave madre y me alineé detrás. La plataforma receptora descendió paralela a la quilla, empujada por los cuatro pistones en las esquinas. Deslicé la nave cuidadosamente hasta la plataforma y, al sentir los ganchos tomar el caza, solté los mandos y observé el proceso de acoplamiento impaciente, esperando que la plataforma se elevase
Una vez segura en el hangar marché furiosa hasta la cabina, donde me encontré a una Caterina sollozante en su asiento de co-piloto, con el rostro hundido entre sus manos.
—Fue un accidente, lo siento. ¡Lo siento! ¡De verdad! Jamás había volado una Gutamaya y... —intentó abogar su caso frente a mí. Sentía el color llenando mis mejillas y los dobleces en mi rostro de la ferocidad de mi mirada ardiendo tras mis párpados.
—Fuera de la cabina. —ordené con una voz fría y firme como el hielo. Caterina ya había aprendido lo suficiente al volar conmigo como para saber que no podría hacer nada al respecto por el momento y aceptó retirarse en silencio.
. . .
—¿Qué le parece ese plan, comandante? —me despertó la voz de Caterina, haciéndome volver a la realidad.
—Suena adecuado, subteniente. Es lo mismo, supongo. Comience a cargar los primeros contratos y yo hablaré con los representantes del comité de misiones para dirigirnos exclusivamente al sistema Sowiio. Menos saltos entre sistemas estelares, menos tiempo desperdiciado.
Con la bahía de carga llena, con más de cuatrocientas toneladas de mercancía debo agregar, comenzamos el trayecto para incrementar nuestra reputación local, asegurándonos también de pasar por la estación espacial Lagerkvist Gateway en este mismo sistema antes del salto al sistema Sowiio para tomar más misiones.
Es conocimiento común y no creo que falte mencionarlo, pero el desplazarse por un mismo sistema estelar (el conjunto de astros que rotan alrededor de una estrella, tal como lo es el sistema solar) era ahora infinitamente más cómodo gracias a desarrollos hechos por la humanidad en tecnología de punta hace cientos de años. El motor de distorsión, un módulo especial montado al interior de todas las naves, pequeñas y grandes, induce la nave de forma segura a entrar en lo que llamamos comúnmente supercrucero, un estado en el cual puede alcanzar velocidades más altas que la de la luz, con una velocidad máxima de 2.001c (2.001 veces la velocidad de la luz), tomando aproximadamente 57 minutos para alcanzarla si se navega en dirección opuesta a cualquier masa, tal como estrellas, astros o agujeros negros. O sea, si se navega hacia la nada misma. Esta velocidad es proporcionalmente afectada, como puede asumirse, al efecto de la presencia de masas en el continuo del espacio-tiempo. Toda una barbaridad.
El mismo módulo, una pieza de tecnología de punta, permite que la nave trace una ruta entre un sistema estelar a otro, hendiendo un agujero en el continuo del espacio-tiempo y desplazando el navío completo a través del mismo a través del hiperespacio. Es todo un espectáculo asombroso. En general, el porcentaje de la humanidad que tiene o ha tenido previamente el placer de ver este tránsito interestelar es mínimo, ya que surcar el espacio es riesgoso y costoso. Adecuadamente, el prestarse para transporte de pasajeros es un negocio increíblemente lucrativo. Hoy en día, la gran mayoría de la humanidad lleva vidas regulares en estaciones o planetas terraformados. Aquellos que navegamos las estrellas somos pocos y afortunados.
Luego de saltar a Sowiio, comenzamos un trayecto de astro a astro, estación a estación, realizando entregas, coleccionando datos, recuperando cajas negras de batallas y mercancía extraviada a lo largo del trascurso. Como acabo de mencionar, no faltan aquellos que intentan hacer una ganancia rápida de comerciantes inadvertidos, interdictando sus navíos durante el trayecto de supercrucero, para regresarlos a velocidad regular a la fuerza, y asaltarlos. La piratería no tiene edad ni nombre propio, parece. Asimismo, fuimos presa de interdicciones algo frecuentes y mayormente molestas de naves menores y comandantes mediocres, de lo cuales hicimos breve labor. “Speak softly and carry a big stick,” una frase que mantengo muy presente. Continuamos así, avistando docenas de rostros y estrechando docenas de manos por las próximas horas.
Sector: Inner Orion Spur
Cuadrante: 60 : -75 : 30 0
Sistema: Sowiio
Localización: Sowiio ABC 9 D, estación Montrose Terminal
Hora: 10:01:54 del 01 Ene 3304.
Cambio.
—Muchas gracias, y buen día para usted. —repliqué al comentario final del representante al recibir la carga de desechos biológicos. Jamás entenderé para qué alguien querría tanta basura. Y encima desechos de algo vivo. Puagh. Habíamos brevemente celebrado el cambio de año solar a bordo de Silver Memory, en tránsito de estación a estación. Un dígito más, 3.304. Hurra.
—¿A dónde ahora? —comentó Caterina tras de mí con una lista holográfica del inventario de los contenidos en la bahía de la nave.
—Estoy segura que este lugar debe tener al menos un bar decente. Ese último aterrizaje no se me dio muy bien, y creo que es buena señal que necesitamos ya descansar. ¿Vamos por algo de tomar, Caterina? —comenté, rompiendo protocolo militar, ya concluida nuestra labor. La observé notablemente aliviada luego de mi sugerencia. Supuse que había sido un día largo para ella también. Decidimos descansar en la estación, tomar algo y pasar la noche, tranquilas, en camas regulares con niveles agradables de gravedad. No estaba de mucho ánimo para celebrar más del año nuevo.
Hora: 20:07:12 del 01 Ene 3304.
Aseada y lista, me adelanté para hacer un inventario rápido de las misiones restantes e intentar buscar algunas misiones de vuelta a Synteini que fluyesen en un solo sentido sin forzarnos a regresar por el pago. No estábamos precisamente en la ventana de tiempo planeada, pero no era gran percance ir un par de horas rezagadas. Una vez Silver Memory estuvo inventariada y lista, le comuniqué a Control nuestra intención de despegar en los próximos minutos. Corriendo los protocolos de extracción de nave desde el hangar, preparé todo para el día de trabajo y tracé la ruta de vuelo. Al alzar la vista me di cuenta que Caterina ya estaba en posición y lista para zarpar, ocupada ya en detallar la ubicación de los siguientes puertos estelares en cada etapa de nuestro trayecto. Sonreí para mí misma.
—Permiso para despegar, Control.
. . .
Localización: Sowiio ABC 9 E
Hora: 02:57:54 del 02 Ene 3304.
—¿A qué se refiere que olvidó empacar el VRS? —vociferé molesta frente al menú holográfico de los vehículos desplegables de la nave. —Era obvio que teníamos que traerlo para poder descender al planeta, ¡obvio!
Estábamos aterrizadas en un astro planetario, y me estaba preparando para descender a la bahía del VRS (vehículo de reconocimiento terrestre) todoterreno Escarabajo cuando llegué al irritante descubrimiento que Caterina había olvidado solicitar que los estibadores en la estación cargaran los VRS en la nave.
—Si estamos cortas de tiempo, podríamos simplemente comprar uno en Reamy Landing, o... en Fowler Oasis, o incluso en Pittendreigh Asylum... tal vez. —respondió desesperadamente intentando enmendar la situación.
—No voy a desperdiciar más dinero en algo que ya tenemos en el sistema vecino, ni más faltaba. —resoplé enojada—. Trazar plan de vuelo de vuelta a Synteini... —murmuré exasperada, enviando más poder a los motores y observando cómo frente a mis ojos se iba alejando el objetivo de nuestra misión actual. Dando la vuelta, empezamos rumbo al sistema Synteini para recoger los malditos carritos de exploración. Ya me encargaría yo misma. Tiempo desperdiciado.
. . .
Localización: Sowiio ABC 9 E
Hora: 04:06:36 del 02 Ene 3304.
Comencé a acercarme al punto de misión para escanear desde el interior del VRS el punto de datos en la base terrestre, aún bastante molesta por el incidente. Decidí hacer una nota mental de reducirle el porcentaje de pago a Caterina cuando volviésemos a Synteini.
—Warning, you're entering a trespass zone. —me advirtió Celeste con su melodiosa voz electrónica. Y yo con los pelos de punta. Rrr... qué más da. Lista para el combate, desplegué torreta del róver e inmediatamente, tras completar el objetivo de la misión que era el escanear un panel de datos confidenciales, la seguridad automática de la base respondió en furor completo. Las torretas locales cobraron vida, y una serie de drones de asalto se desplegaron en mi dirección.
Con maniobras practicadas, freí los drones y las torretas cercanas sin permitirles hacerme gran daño al escudo del todoterreno. Al volver a la nave, caí en cuenta que habían otras cinco misiones del mismo talante y decidí agruparlas todas primero. Una y otra vez, el mismo escenario que, desafortunadamente, no era del todo legal porque algunos alegaban que podía ser considerado como sabotaje. Qué remedio. A medida que descendíamos al último planeta para realizar el escaneo final decidí, azorada por las constantes notificaciones de botín creciente sobre mi cabeza, no aceptar más misiones riesgosas por hoy. No obstante, para mi sorpresa, había un pequeño grupo armado aguardando nuestra llegada.
—Commander Snowsturm, you are under arrest. Do not resist or we will be forced to use lethal force against you. —apareció con claridad en mi panel de comunicaciones entrantes, de parte de la nave en el medio del grupo. Anaconda. Rango de combate: Dangerous. Rrrr…
—Subteniente, despliegue caza de inmediato. —le ordené a Caterina, preparándome para el combate.
—Lo siento, comandante. Estamos demasiado cerca del suelo para que me pueda desplegar... —respondió impotente.
Ignorándola, desplegué anclajes de combate y comencé la pelea contra lo que eran dos Cobras, naves pequeñas pero ágiles, y una Anaconda, una nave similarmente pesada como Silver Memory, con un poder de fuego considerable. Estaba en clara desventaja. En un elegante y terrible vals, me mantenían bajo fuego desde mis puntos ciegos, por lo que descendí hacia la tierra a un nivel riesgoso para una nave de nuestro tamaño.
—Comandante, altitud es 350 metros, ¡elévese! —exclamó Caterina, a lo cual hice caso omiso.
—Target destroyed. —anunció Celeste. Anaconda fuera, restaban dos. Sus rangos de combate otorgados por la Federación de pilotos eran igual de altos que el de su excompañero en la Anaconda. Mis escudos estaban ahora al 20%. Sudor frío corría por mi espalda.
Reaccionando de inmediato, las Cobras comenzaron maniobras evasivas y cambiaron su táctica de ataque a una inteligente rotación de fuego alternado durante sobre-vuelos.
"Demasiado rápidas," pensé, desactivando la asistencia de vuelo para lograr un giro más apretado y ganar distancia mientras obtenía un poco de visibilidad sobre ellas.
—Shields offline. Taking damage. Hull breach attack.
Observé mi escáner. Sus escudos estaban casi en perfecto estado.
Qué hacer... qué hacer...
De pronto, vi algo que me dio una idea.
—Subteniente, ¡repliegue todos los módulos, apague las luces y corra la nave en modo silencioso! —ordené.
—¡Eso nos quitaría nuestra última forma de luchar, comandante! ¡Es suicidio! ¡No quiero morir! —gimió desesperada.
—Hull integrity at 50%. —advirtió Celeste.
—¡Hágalo ya! ¡Es una maldita orden! —grité agresivamente, girando la nave en vertical y empecé a esparcir todo lo que hubiese en mis anclajes de apoyo: cantidades descomunales de señuelos y casi todos los eyectores térmicos creando una densa humareda caliente que, robando todo el calor de la nave, esperaba pudiese engañarlos al hacer perderles el objetivo fijado, siendo lo suficientemente vistosa como para pasar por lo que serían los rastros de mi nave luego de una explosión interna.
—Silent running.
Ayudadas ahora por la ausencia de la alta vistosidad de luces externas que portaba Silver Memory, y que probablemente hacían de nuestra nave tan obviamente discernible en combate, viré el navío oscurecido hasta el interior de un cráter que se abría como caverna gracias al poderoso impacto de algún asteroide en antaño, estrellando la proa con violencia contra el muro del fondo de la cavidad.
Silencio.
—Warning, temperature critical.
El modo silencioso efectivamente cerraba todas las pestañas de ventilación, atrapando el calor dentro de la nave, lo que la hacía difícil de fijar como blanco para las computadoras de vuelo enemigas y la hacía prácticamente invisible en los radares. El indicador de calor interno subía con urgencia. Tenía disipadores de calor aún que podrían capturar y eyectar todo ese calor inmediatamente, enfriando así la nave de forma instantánea, pero no podía arriesgarme aún con las naves sobrevolando. Los eyectores eran increíblemente brillantes y nos delatarían.
—¿Comandante? —murmuró Caterina aún impactada e inmóvil.
—¡Shh!
100% Calor. Aún no... aún no...
—Warning. Taking heat damage.
200%. Aún no...
—Module malfunction.
El tablero de comunicaciones se iluminó. —Bounty target has been destroyed. Returning to base, Control.
Temperatura sobrepasando el 230%.
Instantáneamente luego de dos destellos en el cielo que marcaban la entrada a supercrucero de las cobras, violentamente activé los refrigerantes, soltando los últimos tres en lugar de uno.
—Heat sink deployed.
Un frío artificial heló la cabina con furia, congelando el vidrio de frente a nosotros el cual se oscureció bajo la influencia helada de los refrigerantes y, por un minuto, la luz cesó su presencia completamente al interior de la nave. El sonido de nuestros jadeos espantados luego de haberle hecho frente a la muerte y haber sobrevivido llenaba la cabina.
—De... desactive el modo silencioso y reinicie la nave para secuencia diagnóstica de reparación de emergencia, subteniente.
—Thermal signatures restored. Diagnostic repair sequence initiated.
Todas las interfaces holográficas de la nave parpadearon momentáneamente antes de apagarse. Una serie de comandos comenzaron a aparecer en una de las pantallas holográficas, describiendo los exámenes automáticos que la nave estaba conduciendo durante el diagnóstico.
—Diagnostic sequence successful. Shields online. Thrusters online.
—La... nave ha... ha... perdido el 94% de la durabilidad de su coraza y nuestro distribuidor de poder está gravemente averiado. Los otros sistemas parecen estar aún mayormente funcionales. —murmuró, desplegando anclajes para examinar daños articulares.
Eran buenas noticias.
—Repliegue todos los puntos fijos y ajuste curso a la próxima estación de misión. —ordené, intentando salir de este miasma mental que comenzaba a absorbernos.
—Pero comandante... —murmuró ella antes de cortar su propia respuesta y simplemente obedecer.
Crujiendo, la nave se deslizó fuera del cráter y con el poco poder que le quedaba, comenzó a alzarse. Con los demás módulos no esenciales desactivados, la energía que podía recibir iba redirigida en un 75% de eficiencia a los motores, lo cual fue suficiente para activar el motor de distorsión y entrar en supercrucero.
—¿Sabe?— susurró Caterina, intentando romper el hielo. —La comandante Maya Fey ha visto las ruinas Thargoides y las grabó en una de sus bitácoras. Me encantaría ir a verlas, pero me conformo pudiendo haberlo vivido con ella a través de su publicación. Quiero conocerla algún día, —murmuró más para sí misma— la admiro mucho. Fue una gran parte de la razón por la cual volví a volar luego de todo lo que pasó hace tanto en Ross 128... —El resto del vuelo fue silencioso.
Localización: Sowiio D 2, estación Janszoon Prospect
Hora: 06:12:08 del 02 Ene 3304.
Descendiendo del supercrucero a toda velocidad, inicié el post-quemador y solicité permiso de aterrizaje.
—Caterina, modo silencioso.
—Silent running. —murmulló diligentemente Celeste.
Seguíamos siendo cazadas. A cada salto, un caza-recompensas. Sus naves y rangos ahora no eran nada de lo cual avergonzarse. Probablemente descubrieron que seguíamos vivas luego de que el par de pilotos de las Cobras intentasen reclamar recompensa por nuestras cabezas. No podíamos darnos el lujo de ser vistas. Por los parlantes, una advertencia de parte de Control pasó inadvertida, valga la redundancia, de que habían perdido rastros calóricos en sus radares de nuestra nave. Lógico. Nos cocinábamos por dentro para ser ‘invisibles.’
—Tren de aterrizaje. —anunció Caterina.
El estruendo de las patas amortiguadas de la nave resonó desde la bahía de carga. Aterrizaje ligeramente forzoso.
—Comandante, tenemos 35 minutos antes de la rotación del ciclo de poder. —avisó Caterina—. Podemos hacerlo, pero no podemos tardar.
Estuve de acuerdo. Teníamos 35 minutos para vaciar nuestras bodegas con las entregas, volver a Synteini, recoger los contratos y volar hasta el sistema en expansión antes del fin del ciclo. Descargamos a prisa y pedimos permiso para despegar.
—Landing gear retracted. —Post-quemador al máximo, seguimos en ruta, evitando exitosamente dos interdicciones en el camino.
Localización: Sowiio D 3, estación Reeves Prospect
Hora: 06:28:49 del 02 Ene 3303.
Descendiendo por lado oscuro del planeta, teníamos Reeves Prospect en la mira. La visibilidad era pésima así que navegábamos exclusivamente por señal de radar. Estábamos casi a punto de terminar nuestras entregas. En la etapa del planeo, durante el descenso de órbita, Caterina se levantó de su asiento para preparar la carga para ser entregada.
—Comandante, voy a la bodega de carga. Según aterrice, me encargaré de depositar la carga tan pronto como sea posible para poder continuar. Dejo el resto en sus manos.
Asentí sin mirarla.
Comencé el descenso apurado, transfiriendo el poder a los post-quemadores, sin redistribuirlo a sistemas, cosa que dejaba la nave relativamente desprotegida en favor de más fuerza a los motores.
—Gutamaya Sierra November Oscar, this is an Imperial station... —‘Blablabla,’ cacareó la torre de control.
—Permission to land, Control. —pedí.
—Granted, please land on pad 10. Commander, please reduce your speed immediately.
—Negative control. Can’t-co’. We are on urgent, Imperial business. —expliqué, enfocada en más volar y en menos hablar. No estaba como para bajar la velocidad, con tan poco tiempo restante.
Modo silencioso, escudos apagados de nuevo para evitar que pudiésemos ser rastreadas durante el aterrizaje.
Apliqué los propulsores frontales e inferiores para reducir la velocidad.
—... Voy demasiado rápido.
Intenté inútilmente redistribuir poder a motores e intenté activar el post-quemador para elevarme.
—¡Caterina, prepárate para el impacto! —grité lo más alto que pude, pero no creo que pudiese oírme.
Al virar, nos estrellamos contra una nave imperial y luego contra una estructura, perdiendo instantáneamente el escudo y más del 50% de la coraza.
Menos de un segundo después, un brillo titilante e intenso inundó la cabina y sacudió brutalmente la nave.
En un parpadeo, estaba siendo empacada por el sistema automático de la nave en la cápsula de escape.
. . .
Ahora descubro que el accidente contra la nave imperial fue automáticamente registrado como un gesto de agresión en una zona de fuego restringido, lo cual provocó la respuesta automatizada del sistema de defensa de la estación y de todas las naves policiales cercanas, en todo su furor. Fui informada de que la otra cápsula, destinada para Caterina, estaba vacía y no había rastro de ella. No había estado en su asiento a tiempo.
Silver Memory y todo lo que había en su interior ahora eran poco más que una pila de chatarra ardiente. Con favores imperiales, parece que podré reemplazarla. La nave. Sólo la nave…
Esa es la historia. No es una buena historia; la detesto y aborrezco el final, pero esa es.
Fin de la transmisión.