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Expedición STNR 1. Capítulo 4. No siento nada

17 Mar 2023Topo Estepario
Teniente Ellen Louise Ripley: Esta gente está aquí para protegerte. Son soldados.
Rebecca "Newt" Jorden: Eso no supondrá ninguna diferencia.1

Registro de misión LV-426. Informe Weyland-Yutani Corporation. Año 2179. Clasificado


–Tienes mejor aspecto, Salvor.

–Sí, ya he conseguido comer algo sólido sin que me bailen los dientes.

Un informe de la Comandante Ramírez estaba sobre la mesa. Marshall lo ojeó.

–¡Vaya, tenemos a una heroína aquí! Experta en infiltración, combate orbital, cuerpo a cuerpo... aunque esto ya lo sabíamos –Salvor extendió el puño con el dedo corazón extendido–. ¿De dónde has sacado esto?

–Tengo algún contacto en Onil. El informe está limpio. No tiene ni una multa. Que tuviera que salir huyendo de la Burbuja no cuadra.

–Precisamente, no huyó, Salvor. Está aquí por ti, por nosotros. Cree que matamos a su padre en Onil 4a.

Salvor se quedó perplejo.

–¿Y no la sacaste del error?

–¿Para qué? No me hubiera creído. Pero mucho me temo que el bueno de Robert Clinton nos la ha querido jugar echándonosla encima y de paso, quitar de en medio a la incómoda hija de un héroe, para hacerse a placer con ese estercolero.

Salvor iba a contestar cuando la puerta del despacho se abrió y entró un nervioso guardia de seguridad.

–Señor... en los hangares. Es... dantesco.

–¡Cálmese! ¿Qué ha pasado?

–Durban, Arantxa y Salieri están muertos.

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–Comandante Ramírez –Marshall tenía a Sonya cogida por el cuello mientras con la otra mano le apoyaba su Tormentor entre los ojos– tengo a tres miembros de mi flota hechos carne picada debajo de su nave. Tiene 10 segundos para decirme que había en ella o le aseguro que sus sesos van a decorar las paredes de este camarote.

–No sé de qué me habla –Sonya intentaba zafarse del agarre pero aquel brazo parecía el amarre de acoplamiento de una Cutter– le juro que no sé de qué me habla. He venido sola, ya sabe para qué.

Marshall apretó más la mano, notó el golpeteo enloquecido de la yugular de Ramírez en sus dedos. Dejó que la asfixia la envolviera durante unos segundos y cuando notó que iba a perder el conocimiento, soltó... un poco.

–Puede que mi cortesía en nuestra última reunión le diera una impresión equivocada sobre mi, Comandante Sonya Ramírez. Puedo partirle el cuello ahora mismo e irme al bar a comerme un buen filete regado con un buen vino brindando a su memoria. Si cree que usted va a suponer alguna diferencia entre los cientos que he matado con motivo o sin él, está en un error.

–Clinton –Sonya estaba al borde del desmayo, la saliva salía a borbotones de su boca y potenciaba la asfixia.

Marshall la soltó y cayó al suelo de rodillas y vomitó.

–¡Hable!

–La nave no es mía. Me la dio Clinton para que viniera a cazarlos.

–¿Y cómo pensaba hacerlo, maldita insensata? ¿Atacando a toda una flota de mercenarios que ha echado a patadas al imperio de cuatro sistemas? ¿Cree que somos idiotas?

Sonya levantó la vista del suelo y derramó odio con la mirada.

–Me bastaba con matarlos a ustedes dos.

Salvor había observado toda la escena desde la puerta. Se agachó junto a Sonya y la ofreció un pañuelo para limpiarse.

–Comandante Ramírez, yo no maté a su padre. Fuimos emboscados por hombres de Husbi... o de Clinton2, puede que nunca lo sepamos. Janov murió con una foto suya entre las manos, por eso la reconocí.


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Los olía. El instinto la mantenía quieta en su escondite. No necesitaba verlos, la vibración de sus voces resonando en su cráneo los ubicaba con precisión milimétrica. Eran siete. Habría podido acabar con ellos fácilmente, pero no era el momento. Aún no. Tenía que explorar el nuevo entorno y saber las fuerzas del enemigo. Porque siempre son enemigos. ¿Habría más como ella en aquel lugar? Imposible saberlo aún. Se concentró en sentir la llamada de su especie. Nada en aquella nave, nada en el carrier, nada en el planeta cercano, nada en aquel sistema... Nada en años luz alrededor. Estaba sola. Pero eso no la asustaba, en realidad no le hacía sentir nada. Su especie no tenía esa capacidad emocional ni ninguna otra. Sólo reaccionaba ante evidencias y tomaba decisiones para sobrevivir. Un enemigo se separó del grupo. Iba directo hacia ella. Estaba segura de que no la había visto, pues se le había quedado impregnada la reacción de esos enemigos cuando eso ocurría. Veinte metros... quince... diez... cinco... cuatro... tres... dos... al alcance de su cola. Un movimiento fugaz, un déjà vu para su víctima, un estertor. Silencio.


1 "Alien. El regreso". James Cameron. 20th Century Fox. 1986
2 Véase Crónicas de Onil (Capítulo 3). Traición.

(**Sigue el Out of Context de Marshall en Twitter: @CmdtEstepario**)
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