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Sin Tiempo para Morir

04 Sep 2024QUATUM RICK
Acto 1: El Rescate Imposible

—Señora Magaly, tengo los datos de la baliza del sistema Namayu. Prepare el Carrier para el siguiente salto, y despliegue los cazas de defensa de la Piragua de Koki. Este sector está plagado de targoides —Rick cortó la transmisión con un gesto decidido, mientras su Corbeta, "La Ira de Koki 2", se preparaba para saltar a velocidad de supercrucero.

El sistema Namayu había caído bajo la sombra de la invasión targoide. Las flotas enemigas asolaban el espacio, y la baliza de navegación contenía información crucial para la Agencia de Seguridad Federal. La evacuación general ya había vaciado el sistema de naves civiles, dejando un vacío desolador en los sensores de Rick. Era una quietud extraña, la paz inquietante que solo la muerte podía ofrecer, y él sabía que el enemigo acechaba en la oscuridad.

—Señal de Auxilio Nivel 6 a 500 segundos luz —resaltó la computadora de navegación.

Rick frunció el ceño. Una señal de peligro de Nivel 6 significaba una situación desesperada, probablemente una pequeña escuadra de scouts targoides acompañados de dos colosales cíclopes. Sin dudarlo, enfiló su nave hacia la fuente de la señal. Al salir del espacio de supercrucero, "La Ira de Koki 2" se encontró con una escena típica de la guerra: un escuadrón de cazas Vyper, liderado por una Crusader, se enfrentaba a un cíclope targoide y su enjambre.

Justo cuando la xenocriatura estaba a punto de activar su descarga eléctrica sobre la Crusader, Rick disparó cuatro andanadas de munición Gauss, impactando en uno de los corazones de la criatura y provocando una explosión de sangre corrosiva.

El cíclope giró hacia la corbeta, sus múltiples ojos brillando con odio. La nave de Rick, decorada con filamentos oxidados que simulaban colmillos metálicos, se lanzó al combate con fiereza. La batalla fue dura, pero rápida. En cuestión de minutos, solo quedó una nube corrosiva llena de tejidos orgánicos dispersándose en el vacío.

—Al comandante de la corbeta, soy la teniente Zafiro de la Alianza Libre de Planetas. Gracias por su ayuda. Por favor, identifíquese —dijo una voz femenina, dulce y aguda.

—Soy el comandante Quatum Rick —respondió Rick, su voz resonando con autoridad. Pero la transmisión se interrumpió abruptamente al otro lado. Escuchó súplicas de ayuda.

—¡Escuadrón 6279, por favor, ayuda! Estamos evacuando unos civiles, pero los targoides no nos dejan despegar —la comunicación se cortó en seco.

Rick sintió un nudo en el estómago. Sabía que el tiempo era crucial.

—Si gusta, le puedo ayudar a evacuar el asentamiento, teniente —exclamó Rick.

—Oh, eso nos serviría mucho, comandante. Como podrá ver, mis hombres están diezmados —respondió la teniente, su voz temblando de preocupación.

—Será un gusto ayudarle, teniente —dijo Rick con una calma inquietante. La serenidad en su voz desentonaba con la gravedad de la situación, al punto que la joven teniente se preguntó cómo ese viejo comandante podía mantener la compostura. ¿Era un pirata? ¿Un criminal famoso? La duda se instaló en su mente mientras seguían adelante.

Acto 2: La Batalla en el Planeta Muerto

Minutos más tarde, Rick y su flota entraron en la atmósfera del planeta sin oxígeno que albergaba la base planetaria. Una nave de carga Type 7 estaba atrapada en el suelo, incapaz de despegar mientras un Basilisco targoide sobrevolaba la base, disparando a todo lo que intentaba moverse. Una Type 7 llena de civiles ya había sido derribada.

Las naves de la Alianza Libre de Planetas atacaron en formación cerrada, pero el Basilisco emitió una señal que atrajo a un enjambre de scouts targoides, inundando el cielo con su presencia. Rick contó al menos 25 de ellos. La situación parecía desesperada.

La teniente Zafiro mantenía a sus hombres en formación, intentando alejar al Basilisco, pero los scouts impedían cualquier avance. Fue entonces cuando la corbeta de Rick embistió al colosal targoide. La criatura, sorprendida, no pudo reaccionar a tiempo. Los filamentos y bordes oxidados de la nave atravesaron su piel, y Rick aceleró los motores, presionando al Basilisco hacia la superficie del planeta.

—Teniente Zafiro, evacue las naves con los civiles y salte a espacio seguro. No se preocupe por mí, soy un hombre muy ocupado y no tengo tiempo para morir —dijo Rick con una calma que rayaba en lo sobrenatural.

Las personas en la base observaron con asombro cómo "La Ira de Koki 2" presionaba a la criatura infernal contra la superficie del planeta, mientras sus naves saltaban rumbo a un sistema más seguro. Los ojos de la teniente no podían creer lo que veían, pero sabía que no había tiempo para cuestionar. Dio la orden de salto a sus tropas, mientras Rick desaparecía de su vista en un destello de luz.

Acto 3: Revelaciones en la Nave de Rescate

Ya en una de las mega naves de rescate, la joven oficial, aún con el uniforme de vuelo y los galones de teniente, se acercó al coordinador de rescate.

—Disculpe, ¿me puede dar información sobre una nave? —preguntó, intentando disimular su agitación.

—Con gusto, teniente. Dígame cómo se llama la nave —respondió el hombre, tecleando en su terminal.

—Si mal no recuerdo, la nave se llama "La Ira de Koki".

El coordinador miró la pantalla con sorpresa antes de responder.

—Qué extraño, teniente. La corbeta "La Ira de Koki" fue destruida en batalla hace dos años —dijo, con una expresión de desconcierto.

—¿Qué? Un momento... entonces busque al piloto. Se llama Quatum Rick.

La computadora proyectó un holograma del viejo comandante y una extensa lista de delitos. La teniente leyó con asombro: Quatum Rick, comandante independiente. 20 órdenes de captura vigentes. Sentencia a muerte del Juzgado Imperial del Ileus Gentium. La Alianza lo busca por traición y espionaje. La Federación lo acusa de alta traición. Recompensa de 95 millones de créditos. Desaparecido en acción desde hace un año.

Zafiro se quedó mirando la lista en silencio, tratando de asimilar la información. Finalmente, una sonrisa se dibujó en sus labios.

—Maldito pirata espacial —murmuró para sí misma—. Con razón me dijo que no tenía tiempo para morir.

La joven teniente se dio la vuelta y salió de la sala, con una mezcla de admiración y desconcierto. Rick era un hombre fuera de su tiempo, un fantasma que se negaba a desaparecer, y Zafiro no pudo evitar preguntarse si lo volvería a ver algún día.

Fin.
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